«En invierno llevamos una vida más recogida. Tenemos el corazón templado y contento, como una cabaña cubierta de nieve, con las puertas y las ventanas, medio tapadas, pero desde cuya chimenea asciende alegremente el humo. La nieve acumulada que nos impide incluso salir aumenta la sensación de comodidad de nuestra casa, y en los días más fríos nos sentimos felices al sentarnos junto al fuego o al ver el cielo al final del tiro, al disfrutar de una vida tranquila y serena que pueda llevarse en un rincón caldeado, sintiendo nuestro latido junto al grave que trasmite el ganado desde allá fuera, o el sonido del cereal que alguien muele en algún granero distante durante toda la tarde. Sin duda, un buen médico podría determinar nuestro estado de salud observando cómo nos afectan estos sonidos sencillos y naturales. Nuestro lujo no es oriental, sino boreal, alrededor de una estufa de hierro y un fuego de leña, observando las sombras que dejan las motas en un rayo de sol.»
[#lecturasquesuman:
Lecturas de 12, es decir, las que te invitan a subrayarlas con un lápiz.]