No amas el mundo.
Si amaras el mundo habría
imágenes en tus poemas.
John ama el mundo. Tiene
un lema: no juzgues
si no quieres ser juzgado.
No
discutas este punto
con la teoría de que no es
posible
amar lo que uno renuncia
a comprender: renunciar
al discurso no significa
suprimir la percepción.
Fíjate en John, fuera en
el mundo,
corriendo incluso en un
día miserable
como hoy. Que
elijas no mojarte se
parece a la patética
preferencia del gato por
cazar aves muertas: completamente
consistente con tus
dóciles temas espirituales,
el otoño, la pérdida, la
oscuridad, etc.
Todos podemos escribir
sobre el sufrimiento
con los ojos cerrados.
Deberías mostrarle a la gente
algo más de ti misma;
mostrarles tu clandestina
pasión por la carne roja.
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