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lunes, 27 de septiembre de 2021

DE LLEGAR ~ EPISTOLARIO DEL 21 ✒📮



Mi muy querida Alison: 


¡Qué alegría saber de ti! Al igual que tú ando enredando con los bulbos para la próxima temporada. Tuve el otro día un flechazo de tal calibre con los tulipanes Ice Cream, que sé que ya no puedo vivir sin ellos. Reirás, lo sé. Los que son iguales se reconocen entre ellos. Me apena que el verano haya sido para ti más agotador de lo que en principio esperabas y que ello te haya restado fuerzas y tiempo, como me alegra saberte contenta con la llegada del otoño. Me entusiasma la brillante idea que tuvisteis de construir (dentro de vuestro propio jardín) una casita de madera de dimensiones reducidísimas, para ver la lluvia caer (sentados en el interior) con las puertas abiertas de par en par, durante los meses de estío; y, que ese y no otro, haya sido el lugar protagonista de los momentos más especiales que acompañarán para siempre vuestro recuerdo del verano del veintiuno. Te hubiese preguntado el porqué de la construcción en esta carta. Pero te adelantaste, una vez más, aportando imágenes a una narración profusa en detalles, sincera en el sentido, bella en la forma. Qué ser más magnífico eres, Alison. Generosa, bondadosa, honesta. Para mí es una fortuna tenerte como amiga. Contarte que mi verano, nuestro verano, ha sido mejor de lo esperado. Se comportó con benevolencia e incluso nos dejó (a Alberto y a mí) semanas de una dicha sin igual, por inesperada y placentera. Y, ahora, ya instalados en el noveno mes del año, en estas semanas de vida real, de gloriosas rutinas, confieso estar poniéndome las botas con los preparativos del otoño. No me refiero sólo a la decoración, ni al mantel para disfrutar de una mesa bien puesta, ni siquiera al delicado menaje escogido adrede para esta época. Hablo de la maravillosa dulzura y abundancia de este tiempo de cosecha. Puesto que, querida mía, ¿hay algo más reconfortante que al entrar en la tiendecita de comestibles, ver cómo relucen los estantes llenos de higos secos, avellanas, nueces, castañas, granadas, calabazas y manzanas? ¿Existe algo más emocionante que escogerlos con mimo para llevártelos a casa, y una vez en ella, colocarlos en cestos y botes de cristal para preparar tartas o fuentecitas improvisadas con las que acompañar el postre en la mesa, al abrigo de la luz de la vela que prende confiada en el candelabro, bajo la atenta mirada del hombre al que amas y te ama, de su sonrisa, complicidad y verdad? No. No lo hay; al menos, en La Madriguera. Me figuro mi querida Alison que experimentas sensaciones muy parecidas a las mías en tu hogar de Irlanda. Lo intuyo porque te conozco y porque tengo pruebas de ello, como botón de muestra, la leyenda de la tarjeta que adjuntaste a tu carta: “Si estás donde quieres estar, si se te escapan sonrisas al caminar, si ves belleza en los detalles, si miras y te miran a los ojos, llegaste.” Me conmovió de tal manera su certera inscripción que salí (te confieso) disparada a comprar un marco para enmarcarla y que el paso del tiempo no la deteriore, pues quiero colgarla en el porche de La Madriguera. Al leer lo escrito en ella, tuve nítida conciencia de que como tú, yo también he llegado. Saberlo me alegró enormemente. Me dejó como pocas cosas suelen hacerlo satisfecha con ese grado de satisfacción que llega tras mucho esfuerzo, después de haberte aplicado con disciplina, fe y trabajo durante tiempo. Sí, mi estimada Alison, he llegado agradecida con la bendición de Dios al futuro de fe y esplendor que en el pasado no era del todo consciente de desear tanto, y que en la actualidad, culmina mis expectativas de una vida sencilla y plena. Sé que si hay alguien en este planeta que me comprende esa persona eres tú. Muchísimas son nuestras afinidades y muy parecido es nuestro estilo de vida o la forma en que entendemos en como la actitud y la luz que poseemos en nuestro interior (y que no deja de alumbrarnos) determina una buena vida en este mundo a pesar de su cara B.


Me despido por hoy, con un enorme abrazo. Feliz otoño,  Alison. Te guardo siempre en el corazón. 


María Aixa Sanz 

(La Madriguera, 27 de Septiembre de 2021 ) 


lunes, 14 de junio de 2021

CUALQUIER TIEMPO PASADO ~ Epistolario del 21 ✒📮



Mi buena amiga, Alison:

Me presentas a Charlotte y Darlene, tus dos gallinas nuevas, a las que has bautizado con el nombre de dos de tus personajes preferidos de la serie ‘Ozark’. También a Winston, tu nuevo gatito. Me muestras imágenes. Una de ellas es de tu coqueto jardín al que le has añadido guirnaldas de bombillas como toque final para disfrutarlo aún más este verano. Me narras con emoción como al poder volver a rodar, te diriges a poder ser todos los mediodías a la casa donde creciste, allí vive todavía tu madre, y con ella te sientas a almorzar en la playa por la que de niños corríais tu hermano y tú. Te entristece, me confiesas, no poder revertir que la casa deje de ser de la familia cuando tu madre ya no esté. Pero, amiga mía, existirá en ti. No sé si es consuelo suficiente, pero la realidad es esa, no es otra. Todo existe en nosotros. Todo lo que hemos sido, todo lo que ha poblado y nutrido nuestra existencia para bien o para mal, está en nosotros hasta que dejemos de ser.  A menudo, mi irlandesa, (aunque te parezca una posición extrema) obtengo esperanza al recordar la finitud de la vida. Y más ahora en que (a todas luces y descaradamente) todo conspira para destruir el mundo en el que crecimos y en el que actualmente vivimos. Me satisface pensar que si acaba siendo así (que lo será) los que en estos momentos planean al dedillo la exterminación de nuestra manera de estar en el mundo no van a verlo con sus propios ojos. Como me contenta saber que yo misma tampoco voy a verlo, ni siquiera a estar. Por tanto, no tendré que acostumbrarme a lo que no quiero, ni a renunciar a lo que no deseo renunciar. Pero no me cabe la más mínima duda de que van a conseguir lo que pretenden. Porque, de hecho, ya han fabricado un virus para poner en jaque a la sociedad civil y reírse en la cara del más ingenuo de los ingenuos que vio en el virus una catástrofe natural. Han demostrado que pueden, han mostrado sin disimulo de lo que son capaces, han chascado los dedos frente al más tonto de los tontos para que despierte y aprenda que sus propósitos son serios e irreversibles y que no hay fuerza rival. Sé con rotundidad que algunos de los pobladores de este hermoso, imperfecto y viejo mundo nos opondremos. Nuestra resistencia será un acto cargado de dignidad, solemne en sus hechuras, para honrar la forma de vivir que nos lo ha dado todo, que nos ha amparado a lo largo de décadas. Sin embargo, también sé que de poco va a servir y que la finitud de nuestra existencia irá de la mano del fin de ese mundo. Así que mi querida Alison no te entristezcas por todo lo que no puedas revertir. Haz de ti tu morada. Porque de tus recuerdos, sueños e imágenes, del aroma del pasado en tu piel, de lo hermoso e imperfecto, de lo perfecto con aristas, de la cordura sensata y de la belleza a trompicones que habita lo que se extingue velozmente delante de tus ojos, la absoluta dueña y señora eres tú; y sólo ante Dios te es menester responder. Ahí nadie puede entrar jamás. Disfruta de la nostalgia de los días que están por venir (en tu jardín, con tus gallinas y tu gato, en la casa de tu madre sin medir el tiempo, en la playa de tu infancia) y de la alegría de los días que no regresarán, porque te pertenecen, son enteramente tuyos, son de tu íntima propiedad, son tus huellas en el MUNDO en mayúsculas. 

Deseo, mi queridísima Alison, que este hablar por no callar, te sirva de consuelo como a mí de desahogo. A este ritmo, dentro de poco, no será raro estar en lo cierto al pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor. 

Escríbeme, por favor, cuando el verano se asome a tu amada Irlanda para contarme sus colores.


Te abrazo con el corazón.


María Aixa Sanz 

(La Madriguera, 14 de Junio de 2021 ) 


lunes, 10 de mayo de 2021

LA GENTE FELIZ ~ Epistolario del 21 ✒📮


Queridísima Rebecca:

Me alegro enormemente de saber de ti. Me cuentas que llevas retraso en tu correspondencia y que ahora que la primavera te permite escribir en el jardín de tu casa en Suffolk, te estás poniendo al día sentada en tu vieja mesa de hierro desgastada por la intemperie. Me relatas también como el domingo pasado acudiste a una pequeña fiesta y por tomar dos dedos de Prosseco pasaste el lunes hundida en el sofá. Entonces decidiste que una existencia sencilla con té, bollos y un buen libro es lo único que te vas a permitir de ahora en adelante. Anuncias a bombo y platillo (a todo aquel que lo quiera oír) que estás lista para dejar atrás tu yo festivo y juvenil, y que has comenzado, desde el martes, una vida de académica estudiosa. Por ello, en vez de sentarte en la mesa en el jardín te tumbas al lado de la cerca sobre una manta con unos cojines, una bandeja con té y bollos rellenos de crema, y tres libros abiertos al mismo tiempo. Presumes que de ese modo si alguien te ve desde el camino con tres libros pensará de ti que eres un ser muy inteligente, y si sólo te ve con uno, que eres una lectora ociosa en mitad de la jornada. Mi querida Rebecca sigues siendo la misma comediante de siempre. Sigues afrontando de igual manera las etapas de la vida con ese humor tan tuyo de reírte de tus miedos. ¿Sabes qué pienso, querida mía? Pues que incluso la gente feliz tiene derecho a ausentarse de sí misma. Me detengo en este punto, pues voy a encender la chimenea. Discúlpame. Hace frío y llueve. Por las tardes todavía hace frío. Echaré de menos, no dentro de mucho, este tiempo de tulipanes por la mañana y chimenea por la tarde, como lo llama mi amiga Alison. Encuentro delicioso este estar partido el día en dos. Este bascular de la jornada entre el exterior y el interior. Bueno, ya está. Chimenea encendida. Reparo en este instante en que este año el que siempre creemos que va a ser el último fuego, no lo es. No me molesta. Con sinceridad te digo que no me molesta, ya que quizás en lo que a mí más se me nota el paso de los años es en lo insoportable que me resulta el verano con cada uno que pasa. Lo encuentro de una pesadez absoluta. Si mayo me es un mes sumamente atractivo y las primeras semanas de junio soportables, te confieso que sólo de pensar en julio y agosto el tedio y la pereza se apoderan de mis sentidos. No obstante, como hay que vivir acorde con las estaciones, para llegar al otoño (mi época preferida) no me queda otra que aguantarme y transitar aunque sea con mala gana por el verano. ¡Pero, basta de quejas! Te envío con estas palabras la fotografía de una jarra y un azucarero a conjunto que me regalé a finales de abril para el interior de La Madriguera. Pudimos, por fin, rodar por las carreteras y hacer una magnífica escapada que llevábamos tiempo planeando hacer. Al segundo día en una tiendecita encantadora de un pueblo precioso, ubicado en un paraje idílico, encontré el conjunto de cerámica y no sé si por estimarlo otoñal o porque realmente me pareció muy bonito supe que si no me lo llevaba conmigo acabaría extrañándolo. Lo compré. Ya lo ves. Te lo muestro, querida mía, porque conociéndote como te conozco sé de tu aprecio por el menaje de este tipo. Si te gusta puedo enviarte uno de igual. Será un placer. Lo sabes bien. Y no me importaría regresar a la tiendecita pues aunque está un poco lejos el viaje merece del todo la pena. En este momento tengo a mi lado el libro que me has mandado junto a tu carta. Amiga mía: nunca dejarás de editar libros hermosísimos. Cada uno de los espacios que fotografías de tu casa es un mundo en sí mismo. Realmente me gusta perderme en tus composiciones pues cuando emerjo de ellas, sé cuál es la clave para adivinar la gente que es sencillamente feliz de la que no lo es. Lo sé. Y ahora me despido, siendo consciente de que te dejo en ascuas y con una carcajada a punto de aflorar en ti para romperse segundos después con satisfacción contra el cielo de Suffolk, pero no me importa dejarte así puesto que ello te va a llevar a tenerme que escribir más pronto que tarde.

Te abrazo fuerte mi querida Rebecca. Te abrazo con una sonrisa enorme dibujada en el rostro. 


María Aixa Sanz 

(La Madriguera, 10 de Mayo de 2021 ) 

lunes, 19 de abril de 2021

PUNTOS CARDINALES ~ Epistolario del 21✒📮


Querida Alison:

Qué divertidas me son siempre tus andanzas entre el jardín y el arroyo donde paseas con tu perro Scamp todos los días. Te confieso que me desternillé con la anécdota de los huevos de Pascua recubiertos de chocolate. En lo referente al tema central de tu carta, estoy totalmente de acuerdo contigo. Le hemos hecho justicia a la Semana Santa. Honrándola como se merece. Dándole su lugar, mientras celebramos la llegada de la primavera. Borrando el ingrato recuerdo del año pasado. En realidad, ha sido un auténtico placer poder centrarnos en ambas. Convirtiendo finales de marzo y principios de abril en un tiempo de luz que nos hará sentir bien cuando al invierno lo rememoremos. Francamente, al igual que vosotros, no sé cuántas horas invertimos en el jardín para que estuviese a punto el Domingo de Ramos. Como consecuencia mi piel que con un poco de sol se torna morena, ya lo está a estas alturas del año. Pero no importa, enorme es la satisfacción. Lo conseguimos. Y el jardín, por fin, luce hermoso y equilibrado. Sobre todo equilibrado. Sueño, mi irlandesa preferida, con el día en que todo él será una explosión de color. Ahora sólo queda esperar, puesto que (de nuevo) es el transcurso del tiempo quien obra el milagro. Siempre he pensado, amiga mía, que sí en verdad la disciplina, el esfuerzo, el talento y la inteligencia se disponen al servicio del trabajo, lo mediocre se esfuma, y se puede llegar a conseguir un resultado aceptable (dentro de las posibilidades dadas) en todo lo que se acomete. Al comenzar sabíamos que borrar el rastro del invierno e insuflarle vida al jardín no sería una tontería. Por eso repensé muchísimo la nueva distribución que deseaba darle al exterior de La Madriguera. Me detuve (en días dispares y a diferentes horas) en cada punto cardinal y observé el espacio que podía aprovechar como también sus luces y sus sombras. Tras cambios y distribuciones transitorias encontré el equilibrio que deseaba, bajo la premisa de que en todas las estaciones hubiese floración y que el discurrir de la luz del sol (como si se tratase de un río) bañase todo el jardín por zonas a lo largo del día sin sofocarlo. De tal manera que dividimos la parte este del jardín con un antiguo bebedero de piedra natural del granero y en su norte sembramos plantas aromáticas que en una especie de milagro con los años acabarán a la sombra del vigoroso y espléndido Júpiter con el que el viejo Gerrit nos obsequió; y el sur del bebedero (cerca del gran árbol) lo habilitamos como rosaleda. En el norte del jardín, reinan mis margaritas (al lado de nísperos, fortunellas y citrofortunellas) enmarcando el porche que es donde van a desembocar las mañanas con sus mediodías. Si llegados a este punto, mi querida Alison, te preguntas por la parte oeste del exterior de La Madriguera: te indico que no hay jardín que valga (salvo algunos parterres naturales con flores silvestres) pues el oeste de La Madriguera es una vasta extensión de pradera comunal. En cuanto a todas las demás plantas y bulbos han ido directamente a parar al sur de La Madriguera como ofrenda a los pies del gran árbol y de su hijo. También los tuyos. Te agradezco enormemente los bulbos de narcisos que como regalo acompañaban tu carta. Sembrados están a los pies del gran árbol, y el próximo febrero con sus pequeñas y testarudas flores amarillas serán quienes le cuenten tu historia. Recuerdo en este instante que fue Bill Toro Alto (el anciano cheyene) quien me contó que a los árboles les encanta escuchar las viejas palabras. Debo confesarte, amiga mía, que mucho me gustan las flores y las plantas, pero por quien en verdad siento debilidad es por los árboles. Me inspiran confianza. Es como si al contemplarlos, al hablarles con el corazón, al posar mis manos en ellos, al tenerlos cerca, nada pudiese salir mal. Sé que de alguna manera me sostienen. No me cabe la más mínima duda. Les honro porque los admiro y respeto. Siento en lo más profundo del alma tanto sus heridas como sus alegrías, y al igual que tú (cuando paseas entre ellos siguiendo el curso del arroyo) vivo con la certeza de que acompañan mi caminar. Verdaderamente siempre están ahí. 

Me despido por hoy, mi queridísima amiga, deseo que estas palabras sean compañía en tu amada Irlanda como las tuyas lo son para mí en La Madriguera. Junto a ellas te envío unos bulbos de amarilis rojos.

Te abrazo muy fuerte. Te abrazo sin distancia social. 


María Aixa Sanz 

(La Madriguera, 19 de Abril de 2021 ) 

lunes, 8 de marzo de 2021

AFUERA EN EL EXTERIOR ~ Epistolario del 21 ✒📮



Mi buena amiga Alison:

Al igual que tú, estoy preparando nuestro hogar para la llegada de la primavera. Sonrío al leer en tu carta que según un dicho irlandés, en marzo, la primavera entra como un cordero para acabar a final de mes siendo león. Ojalá sea así. Ojalá podamos disfrutar lo antes posible de jornadas al sol, de desayunos, aperitivos y comidas, de lecturas y reflexiones sentados en nuestros porches teniendo por vistas: los árboles distraídos, las plantas explosionando, las flores adueñándose con sus colores de todos los rincones y el bendito cielo azul despejando nuestra existencia. Cómo no desearlo, con lo deliciosa que resulta la vida cuando transcurre en el exterior una vez superado el invierno. Me invade, mi querida Alison, la misma necesidad ahora de primavera y de su luz como en septiembre me invade la necesidad de otoño. La ansío como ansío el equinoccio de otoño, cuando la luz y las sombras, el día con la noche, se equilibran y nos aboca a que se produzca algo parecido en nuestro interior. Si entonces deseo el equilibrio, la calma y la quietud del hogar, ahora anhelo esa vida de afuera con su movimiento ajetreado y feliz y su balanceo travieso. Anhelo contemplar como la vida vuelve tras su recogimiento. Te confieso sentir en estos días una leve agitación en cada fibra de mí ser, similar a la que se percibe cuando realizados todos los preparativos sólo resta que se lleve a cabo en unas horas la celebración. De ese modo me noto, mi estimada Alison, noto que la primavera está a punto de aparecer y su festival a punto de comenzar. Me cuentas que tu corazón canta contento por lo que está por llegar, que estás acondicionando el jardín, preparando bancales para las verduras, pintando de rosa claro el gallinero, me relatas al detalle cómo de feliz te hizo una jornada hace dos semanas en que el sol radiante inundó tu cocina y tú abriste la puerta para darle la bienvenida, tendiste la colada al sol y tus “chicas” (tus gallinas) se pasearon alegremente; y cuando al día siguiente el invierno regresó casi entraste en depresión. ¡Qué hermosos son los días extraviados!, mi querida amiga. Este sábado se produjo, aquí, algo muy parecido, se presentó desde primera hora uno de esos días que de antemano sabes que son un regalo. El sol generoso nos llenó de positividad y energía. Estar en el exterior resultó ser un verdadero placer y aprovechamos para organizar el porche con los muebles nuevos que justamente nos trajeron a primera hora de esa mañana. Y, si bien, al día siguiente la lluvia, el viento, el frío intenso y el cielo plúmbeo regresó; la calidez y la belleza de esas horas primaverales se quedaron en mi corazón como un bonito recuerdo y en mi piel como una invitación para asistir a una función que se celebrará en unas semanas. Hay esperanza mi querida Alison. Te escribo esto sonriendo y sé que al leerlo sonreirás. Hay esperanza mi querida irlandesa: la primavera está a la vuelta de la esquina y creo que este año pocos son los que en su interior no están a esta hora sintiendo su bullir, cometiendo locuras por ella, deseando verla aparecer como se anhela ver al enamorado.

Ya me contarás, Alison, como fue tu primer día, mientras tanto te abrazo fuertemente en esta jornada de la mujer, conociendo ambas de primera mano que ser mujer no es estar a la contra, no es en absoluto sentir como enemigo a todos y todo, que ser mujer jamás va a depender ni del lenguaje inclusivo ni de una manifestación. Ambas sabemos que por fortuna es mucho más que todo eso. Y tan grave es restarle importancia, como dar por bueno que te expliquen qué es serlo o decidan que por serlo, de inicio, necesitas ayuda. Además, cada una de nosotras, decidió hace mucho entre ser ejemplo e inspiración todos los días de todos los años de su vida, o ser la que porta la pancarta, que no la voz, una vez al año.

Disculpa, mi querida amiga, la digresión. Te reitero mi necesidad de saber de ti, pues tus trajines me son a la par divertidos y muy enriquecedores.


María Aixa Sanz 

(La Madriguera,  8 de Marzo de 2021 ) 

lunes, 11 de enero de 2021

EFECTO HOGAR ~ Epistolario del 21 ✒📮


Querida Amalia:


¿Cómo estáis? ¿Cómo va la semana, el mes y el comienzo del año? A mí el lunes me está viniendo cuesta arriba, ya que los entrenos bajo cero aunque revitalizantes son duros. El fin de semana no descansé como debía. Me ocupé de la decoración de La Madriguera de entre Navidades y me planté en la noche del domingo satisfecha. Con mil ideas tomando forma en mi cabeza me instalé en el hueco del cuerpo de Alberto, me quedé allí quieta, en la gloria, ensimismada mirando el fuego pensando a ratos en todo el trabajo que tengo por delante. Con el accidente muchos proyectos se quedaron dormidos, sufriendo un retraso considerable. Y ahora, aunque tengo la sensación de tener mucho trabajo por delante, debo desecharla. Todo tiene su tiempo. Y, tras el uno va el dos y el tres. Así hasta el infinito. Asumido tengo ya que para mí la vida cambió su ritmo, que desde el accidente en adelante  todo debe ser más calmo y que lo importante es estar mejor, mes tras mes. A tu pregunta de entrada ya te digo que sí, supongo que como gran parte de la población. Seguramente uno de los efectos como consecuencia de la pandemia ha sido el efecto hogar y en los últimos meses pocos habrán sido los que no le han dado su lugar al hogar. Así que La Madriguera no ha sido la excepción en las modificaciones, reestructuraciones, cambios de ambiente y nuevos diseños que se han ido materializando en millones de casas de una manera gradual o abrupta. Unos cambios que una vez hechos han resultado ser de extrema necesidad, por obvios; pero que hasta que no hemos visto el hogar como el único lugar seguro del mundo no parecían tan evidentes. Si bien es verdad que el elemento arquitectónico que más aprecio de mi casa es la luz natural y su discurrir a lo largo de la jornada yendo como debe ser a declinar cuando acaba el día en los dormitorios. Si bien es cierto que La Madriguera posee una calidez de luz envidiable que va modificándose con el paso de las horas y de tan rica como es, en tonalidades y matices, me es difícil elegir un tramo como preferida. Puedo decirte que en estos meses he incorporado elementos nuevos que mayormente resaltan y aprovechan esa luz y convierten la vivienda en una construcción todavía más acogedora y confortable. Te confieso, querida Amalia, que todavía no he acabado de integrar todo lo que tengo en mente. Sin ir más lejos este mes de enero estoy introduciendo novedades que son deleite para la vista y alimento para el alma. La que más entusiasmo me produce es la lámina enmarcada que he colgado esta mañana en la zona de trabajo de Alberto, cuando él no estaba, para que de ese modo la sorpresa sea mayor a su regreso. La lámina contiene la letra impresa de una de mis canciones preferidas, una canción que me evoca siempre a su persona, ya que es así como describiría mi amor y mi relación con él, seguro que al trascribírtela en seguida le pondrás música y adivinarás de qué canción se trata. A Alberto y a mí nos gusta desde siempre sorprendernos, buscamos cuidadosamente el detalle y el momento, para ver la felicidad absoluta dibujada en nuestros rostros. Anoche mismo, mientras estaba instalada en el hueco de su cuerpo, ordenando mis pensamientos frente a la chimenea, Alberto se levantó y desapareció durante unos segundos. Al regresar llevaba consigo una caja que me hizo abrir. En su interior encontré media docena de objetos distintos, a cada cual más maravilloso. Lo miré asombrada. 《Son tuyos. Son para ti. Son cosas que he ido comprando adrede para ti. Objetos que sólo serán valiosos el día en que tú escribas la historia de cada uno de ellos. Un objeto no es nada sin un relato que lo acompañe. Dales vida, escríbele a cada uno su propia historia, María. Debes hacerlo. Hazlo por mí. Sólo yo sé la paz que encuentras cuando inventas y escribes》, me dijo mirándome con sus ojos llenos de ilusión, con la cara que tanto amo del hombre bueno que es. Le amo profundamente, querida Amalia, y me emociona enormemente cómo me conoce. Sé que le divierte sobremanera comprobar cuánto llegan a desconcertarme y a gustarme sus sorpresas, como también sé cuanto amor hay en ellas para mí. Soy consciente de todo, y en alguna noche tranquila lo soy todavía más. Soy muy consciente de la magnitud y de la calidad de este amor nuestro, de este ir y venir, de este romance que nos traemos entre manos desde hace tantísimo tiempo. Regocijado él, y yo instalada de nuevo en el hueco de su cuerpo, me contó la historia de su primer trineo de madera. Amo que me cuente historias. Estaría hasta la eternidad escuchándolo. El caso, querida Amalia, es que ese trineo, como los objetos del interior de la caja y la lámina enmarcada, como también todas las novedades que he ido y voy integrando en La Madriguera compactan nuestro hogar. E incluso teniendo cada objeto su particular narración, todos ellos forman parte del TODO mayor que es nuestra historia de amor, la de Alberto y la mía.


Queridísima Amalia, deseo que los planos que me has adjuntado de tu nueva casa cobren la vida que se merecen. Ya me dirás. A continuación te transcribo la canción, pero antes te abrazo fuertemente. 


Luz e ilusión. 


María Aixa Sanz 


(La Madriguera,  11 de Enero de 2021)

        




P.d: Letra canción  


》I call you when I need you, my heart's on fire

You come to me, come to me wild and wild

When you come to me

Give me everything I need

Give me a lifetime of promises and a world of dreams

Speak a language of love like you know what it means

Umm, it can't be wrong

Take my heart and make it strong, baby

You're simply the best

Better than all the rest

Better than anyone

Anyone I've ever met

I'm stuck on your heart

I hang on every word you say

Tear us apart

Baby, I would rather be dead

In your heart I see the star of every night and every day

In your eyes I get lost, I get washed away

Just as long as I'm here in your arms

I could be in no better place

You're simply the best

Better than all the rest

Better than anyone

Anyone I've ever met

Uuh, I'm stuck on your heart

I hang on every word you say

Don't tear us apart, no no no

Baby, I would rather be dead

Each time you leave me I start losing control

You're walking away with my heart and my soul

I can feel you even when I'm alone

Oh baby, don't let go

Ooh, you're the best

Aow

Better than all the rest

Better than anyone

Anyone I've ever met

Uuh, I'm stuck on your heart

I hang on every word you say

Don't tear us apart, no no

Baby, I would rather be dead

Uuh, you're the best 《


viernes, 8 de enero de 2021

GABINETE DE CURIOSIDADES ~ Epistolario del 21 ✒📮


Querida Laura T:

La Madriguera significa cobijo, hogar, amor, cocina, repostería, lealtad y serenidad. Es un lugar reconfortante, armónico y acogedor donde se habita lo natural y lo literario a partes iguales. Para mí viene ser a lo gigante: cuarto de maravillas o gabinete de curiosidades donde con regocijo se disfrutan, no sólo se poseen y admiran, tan distintos objetos de procedencias dispares a cada cual con su historia particular y propia. Hay algo muy centroeuropeo en ello y donde otros solamente constatan trastos, nosotros atesoramos la colección de nuestra vida, a través de enseres de todo tipo en los que lo evidente es el denominador común. A años luz de toda línea conceptual y a modo de batiburrillo, lejos de una decoración neutra y aburrida los gabinetes de curiosidades son ricos en colores, matices y formas lo cual a mí me conduce directamente a la existencia viva. Y si bien Alberto es más austero en elementos que yo, a fecha de hoy, está acostumbrado ya a vivir con los cinco sentidos en La Madriguera. Trasladándose a su alma noble y recia los colores alpinos que nacen en mí como algo original. Entonces no es casual pues que la noche anterior instalados en nuestro refugio verde, apenada yo porque este enero será un enero sin Davos y sin montaña mágica y no podré contemplarlo con la noche azul cobalto a sus espaldas ni a él ni a su belleza masculina, serena y vital, que me abrace divertido como es, y me atraiga hasta sí y me invite a ver en el hueco de su cuerpo y en su abrazo la película: ‘The Grand Budapest Hotel’ para mi contentamiento; y yo sé en esa hora, como en otras miles, que siempre va a cuidar de mí, que siempre vamos a cuidar el uno del otro. Porque ambos no concebimos una felicidad mayor que la felicidad del otro. Y a la mañana siguiente, una al caminar y levantar los ojos al cielo, mientras la nieve le cubre el rostro, sabe que en ella reside la montaña mágica porque él, Alberto, le dijo una vez que las montañas sin ella nunca podrán ser mágicas y desde ese instante,  día tras día, noche tras noche se lo demuestra, se lo hace saber. Siente la dicha en cada centímetro de su cuerpo porque el hombre al que ama y que la ama y que viste de poesía su corazón ha construido mano a mano junto a ella esa Madriguera: cobijo, cuarto de maravillas, gabinete de curiosidades. Y mientras en el exterior la nieve con su baile etéreo se desliza, ella en el interior habita su existencia de naturaleza curiosa recogiendo en cajas la Navidad, diseñando un futuro mejor para la vacía estantería antigua de hierro forjado a la que sabe que le debe otra oportunidad, mientras escucha algún que otro podcast; guardándose para sí hasta que él regrese de grabar y contar las ganas locas de colgarse de su cuello porque cada día está más guapo y elegante y le resulta a los ojos y a los sentidos turbador y definitivo, (hoy mismo por ejemplo con esa camisa y esa chaqueta marino que se acopla a su cuerpo como un guante cuando se quita el abrigo negro de esquimal con el que está sencillamente espectacular); se reserva para sí hasta reencontrarse a la tarde con sus ojos, el ansia imperiosa de rodearlo a todo rato, de que la seducción con él no acabe nunca; amaga dentro de sí hasta tener a tiro sus labios los besos fruto de la certeza instintiva con la que un día decidieron cogerse de la mano para siempre y no soltarse jamás.

Este sería el retrato de La Madriguera, a grandes rasgos, por el que me preguntas querida Laura T. 

Luz e ilusión. 

María Aixa Sanz 

(La Madriguera,  8 de Enero de 2021 ) 


P. D. Te adjunto para tu interés el enlace del podcast que estaba escuchando: https://www.gabinetepodcast.com/episodiodos

miércoles, 6 de enero de 2021

LO QUE DEBERÍA SER SIEMPRE ~ Epistolario del 21 ✒📮


Mi querida Clarence de Des Moines, Iowa:

Voy a responderte lejos de todo consejo y sólo estrictamente desde mis vivencias, desde mi realidad y verdad, desde mi experiencia, dejando de lado las florituras de lo romántico y la sinrazón de lo pasajero. Para mí el amor es (y lo debería ser siempre) todo aquello que amplía y ensancha nuestros límites como individuos y nos completa con nobleza como personas. Es decir, todo lo que nos permite crecer y nos hace mejores. En mi caso, es amor: aprender del hombre al que amo y me ama para que mi saber sea más amplio, leer de su pila de libros para que mi existencia se nutra desde otras perspectivas e historias, ver el mundo a través de sus ojos para confrontarlo con mis propias opiniones y visión; también es amor, obviamente, nuestra íntima y necesaria horizontalidad para sentirme en sus brazos más viva que nunca y en su abrazo en mi hogar. También es verdad querida Clarence que todo esto es algo que sólo se aprende con la edad. Es entonces aprendida la lección de lo que debe ser el amor cuando te das cuenta de que (sin que tú fueses verdaderamente consciente) el Universo, Dios, las estrellas han hecho que encuentres a la persona adecuada porque con ella ha llegado a tu vida la calma. Puesto que el amor también es calma; y fuera de esa calma sólo existe la apatía de lo efervescente formando un gran equipo con el desasosiego. Personalmente, querida mía, creo que el hombre al que amo y me ama es perfecto para mí. Lo que significa que el amor hecho hombre en mi caso sólo puede ser él o no es ni será. A estas alturas de la vida sé que no podría amar, tener como partenaire de la vida, a alguien que no fuese también un contador de historias. Sé que has de alejarte de los hombres que no consiguen mantener encendida una hoguera y de los que no tienen historias por contar. Te escribo todo esto, mi queridísima amiga, sentada en mi escritorio en La Madriguera bajo la atenta mirada de mi amado amor. Las mañanas las dedico a entrenar para de ese modo un día poder caminar con soltura (me falta todavía para recuperarme del accidente que sufrí hace ahora un año) y por las tardes escribo o leo junto a él cuando regresa de grabar y contar. Estos días gélidos e invernales en los que los dos andamos resfriados (yo con un “achís" en sesión continua y él afónico) me acurruco en el hueco de su cuerpo frente a la chimenea que él tan sabiamente alimenta y leo novelas de su pila de libros y nada me falta pues lo tengo todo con Alberto. Ahora mismo estoy con ‘Siete años' de Peter Stamm, tras terminar también de su pila: 'Los amnésicos' de Géraldine Schwarz y 'Stella' de Takis Würger; porque en su compañía he aprendido que leer juntos también es una forma de amar. 


Deseo que mis reflexiones te ayuden a encontrar las respuestas para tu propio caminar. 

Te adoro.

María Aixa Sanz 

(La Madriguera,  6 de Enero de 2021 ) 

viernes, 1 de enero de 2021

1 DE ENERO ~ Epistolario del 21 ✒📮

 

Recién estrenado 2021:

Te escribo para darte la bienvenida y para pedirte que nos acojas en tus días con benevolencia y te apiades en las noches de la gente de buena fe que poblamos el mundo. Mi partenaire en la vida y yo te comenzamos de buena mañana con una larga caminata bajo cero por el sendero natural, seguro, solitario y silencioso que tanto nos gusta. Caminamos juntos al mismo paso sintiéndonos el uno en el otro. Y si bien amo caminar a solas porque de ese modo los pensamientos vagabundos conquistan mi mente y mi espíritu, hoy era lo último que deseaba. Porque aunque caminar signifique unos cuantos kilómetros diarios que me oxigenan y me mantienen en forma; si lo hago con él, si camino con el hombre que me ama, caminar se convierte en algo más transcendental y profundo que conecta nuestros corazones de un modo sublime. Te confieso 2021 que estoy loca por Alberto, todavía, tantos años después. Estoy loca por su forma de hablar, por su voz, por sus labios, por su ancho cuello, por sus fuertes manos, por su nariz masculina y mía, por su amor por el detalle y por los libros de historias sobre la historia, y por como la vida a su lado resulta sencilla y tranquila. Es un valiente que se adapta con facilidad y sin rechistar demasiado a lo que la existencia le depara silenciando en su interior lo que no le gusta hasta que esa tormenta pasa y se disuelve. Si en algo nos parecemos es en esa manera de estar en el mundo: valiente, adaptable, silenciosa. He de decirte que de sobra sabe que desde que le conocí estoy loca por él, de hecho lo sabe todo de su María, y es muy consciente de la ilusión que provoca en mí. La ve asomarse a mis ojos, la lee en mi piel y la hace suya con los pequeños tesoros que le ofrezco. No sé si lo imaginas, desconozco si tus hermanos (los años pasados) te lo han contado, pero si hay algo que nos eleva a los humanos es la ilusión de nosotros en los ojos de los otros, en sus pequeños actos y en su día a día. Tú (como año recién estrenado) quizás ignoras que acabarás tus días repleto de ellos, de millones de actos de amor cargados de ilusión que las gentes del mundo vamos a depositar los unos en los otros, hora tras hora,  semana tras semana, mes tras mes contigo como cómplice; tal vez ni siquiera intuyes cuán necesarios nos son y cómo cada uno de ellos bendicen nuestra existencia convirtiéndonos en seres radiantes que no dudan ni del camino ni del caminar. Así que 2021, cuídanos porque sé que te daremos lo mejor. No me cabe la más mínima duda. Nuestra promesa para ti (la de Alberto y la mía) es caminar con pasos cortos, mirada al frente, vista larga, avanzando juntos, siempre de la mano de la luz e ilusión. 


Mis respetos 2021,

María Aixa Sanz 

(La Madriguera, 01 de Enero de 2021)







miércoles, 30 de diciembre de 2020

UN PIJAMA AZUL PARA DOS ~ Epistolario del 21 ✒📮


Mi querida Priscila:

¿Cómo estás? ¿Cómo estáis? Te escribo para atenuar la tristeza de estar tanto tiempo sin abrazarte, sin abrazaros, sin abrazarnos, sin poder pasear por la calle central de Dawson City con la algarabía en el instinto de los antiguos buscadores de oro. De manera que acabo el año pluma en mano en este penúltimo día, teniendo cada vez menos dudas de que lo único que desea el Universo para mí es verme de esta forma: engarzando una palabra tras otra, contando historias, en definitiva,  sentada escribiendo bajo la atenta mirada de mi amado amor. Recordaras que mi aventura como chef fue exprés, sonrío resignada. Fueron siete meses dichosos antes de volar literalmente por los aires, vuelvo a sonreír, mi querida Priscila. Siempre recordaré esa época como un tiempo feliz en el que la fortuna me miró a los ojos de hito a hito, me sucede lo mismo con esos meses como cuando recuerdo el largo verano que pasé con el hombre al que amo en Portugal, aquellos meses de sol y alberca envueltos en una luna de miel impregnada de fados y de amor del bueno en los que a los dos la fortuna nos miró a los ojos de hito a hito y fuimos inesperadamente más felices de lo que pretendíamos ser. Sé, mi querida Priscila,  que jamás voy a volver a cocinar a aquel nivel. Eso no va a volver a suceder. En el fondo no me importa demasiado, al fin y al cabo, mi oficio es el de contar historias. En cambio, lo de Portugal, no fue tan efímero como mis malabares entre fogones pues el hombre que me ama está a mi lado. No hemos regresado a Portugal pero otras lunas de mieles nos han abrazado en Berlín, en Múnich, en el Valle del Silencio, y, por supuesto, en nuestro hogar en Manitoba. Lo nuestro es un idilio sin secretos que viene de años ha. Permíteme el chascarrillo de que incluso hasta Santa lo tuvo muy presente en esta Navidad dejando en el cesto de ratán bajo la supervisión de Don Farol un regalo muy significativo. El hombre que me ama lleva soportando con complacencia y sonrisa seductora desde siempre que me adueñe sin permiso de sus camisas y de la parte superior de su pijama y Santa que es muy dado a los regalos certeros y pertinentes nos regaló el mismo pijama azul para los dos, concretamente, en formato pijama para él y camisón para a mí. Con sinceridad te digo que me hizo tremenda ilusión. Te escribo todo esto a colación de la pregunta de tu última carta a raíz de haber visto la película ‘A beautiful day in the neighborhood’, de la que también yo he disfrutado en una de estas noches de Navidad. Me preguntabas cuánto hay en nosotros y en nuestro carácter de las personas que nos han amado y aman. Casi todo, te respondo. Si somos fruto de todo lo que nos pasa, de lo que vivimos y sentimos, qué decir del amor que nos es concedido. Soy muy consciente de que la María que hoy te escribe sería muy distinta de no ser amada por quien me ama, ese hombre amante, amador, honesto, natural sin artificios, vengativo, trabajador, elegante, sabio, brusco, alto, impetuoso, maestro, creyente, curioso, silencioso, estratega, divertido, celoso, tranquilo, ganador siempre ganador, fiel a los rizos morenos, elevado, sexual y guapo, muy guapo, biblia en mano, como escudo o talismán. Sí, sería muy distinta, tanto que a veces me cuesta recordar quién era antes de él. Mi querida Priscila, te escribo en otro rato pues me hago cargo de que el año toca a su fin en unas horas y debes de tener muchas tareas entre manos.

Te deseo una buena caminata para la mañana del uno. Pienso como tú que comenzar el 2021 de ese modo será un magnífico inicio.

Luz e ilusión.

María Aixa Sanz

(La Madriguera, 30 de Diciembre de 2020)

domingo, 27 de diciembre de 2020

LA LUZ QUE HAY EN TI ~ Epistolario del 21 ✒📮




Queridísimo tú, apreciado lector y viejo amigo:

Estas vacaciones de invierno están siendo encantadoras; con noches cinéfilas, de tomar bebidas calientes y comer bizcocho de manzana y almendras en la madrugada para después dormir largamente y de esa forma, a la mañana siguiente, disfrutar de días repletos de risas y de tareas navideñas ajetreadas y divertidísimas. El día de Nochebuena fue realmente bonito y apacible, la Madriguera lucía mágica, la velada con su cena tranquila e íntima resultó ser hermosa, los regalos que Santa dejó en el cesto de ratán bajo la supervisión de Don Farol cumplieron con creces las expectativas, puesto que Santa nunca va desencaminado y sus regalos siempre son certeros y pertinentes. Armoniosa y rica fue la comida de Navidad. Ahora, en estas invernales jornadas que le restan al año, creo sinceramente que sentarnos a comer cuencos calientes cuando regresamos de las caminatas es un maravilloso plan. Están siendo unas buenas Navidades, (a pesar de las circunstancias),  y sí lo son es porque en nuestra forma de ser está acoger en nuestra vida a la Navidad como lo que es: el más elegante y dichoso de los regalos. Tengo el convencimiento de que quien alberga la magia de la Navidad en su corazón cada día del año y todos los años de su vida es un ser de sentimientos profundos, convicciones firmes y amores sólidos. Como también soy del pensar de que los seres vivos, (todos), somos rocas y aún a pesar de las graves cicatrices, de la vasta erosión e incluso de los desprendimientos de lo que va fragmentándose en nosotros, en lo más profundo de cada uno hay una luz que nunca deja de brillar. Una luz semejante a la fe que nunca deja de alumbrar nuestro camino y nuestro caminar aunque en alguna mala hora pensemos que no es así. Convencida estoy de que esa luz nos da aliento, nos permite seguir, soportar la existencia, sentirnos ligeros aun a pesar de la carga y sabernos permanentemente iluminados. Y si esa luz tiene la fortuna de revestirse con la ilusión que depositamos en nuestros actos presentes y futuros, en el coraje de nuestra actitud y en el corazón de los otros, se transforma en una luz de una potencia equiparable a millones de luminarias capaces de alumbrar la noche más obscura. Porque la ilusión hace de espejo multiplicador de esa lucecita interna que todos poseemos. Entonces conscientes de su poder debemos perseguir a la ilusión, encontrar su camino, la forma, el modo de asirla y no dejarla marchar. Por ello, para los años que están por venir, y por supuesto también para el 21,  (obviamente), no sólo deseo que confíes en la luz que hay en ti y que tengas fe en ella, también deseo que no dejes de ilusionarte jamás.

 

María Aixa Sanz

(La Madriguera, 27 de Diciembre de 2020 )