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miércoles, 30 de diciembre de 2020

UN PIJAMA AZUL PARA DOS ~ Epistolario del 21 ✒📮


Mi querida Priscila:

¿Cómo estás? ¿Cómo estáis? Te escribo para atenuar la tristeza de estar tanto tiempo sin abrazarte, sin abrazaros, sin abrazarnos, sin poder pasear por la calle central de Dawson City con la algarabía en el instinto de los antiguos buscadores de oro. De manera que acabo el año pluma en mano en este penúltimo día, teniendo cada vez menos dudas de que lo único que desea el Universo para mí es verme de esta forma: engarzando una palabra tras otra, contando historias, en definitiva,  sentada escribiendo bajo la atenta mirada de mi amado amor. Recordaras que mi aventura como chef fue exprés, sonrío resignada. Fueron siete meses dichosos antes de volar literalmente por los aires, vuelvo a sonreír, mi querida Priscila. Siempre recordaré esa época como un tiempo feliz en el que la fortuna me miró a los ojos de hito a hito, me sucede lo mismo con esos meses como cuando recuerdo el largo verano que pasé con el hombre al que amo en Portugal, aquellos meses de sol y alberca envueltos en una luna de miel impregnada de fados y de amor del bueno en los que a los dos la fortuna nos miró a los ojos de hito a hito y fuimos inesperadamente más felices de lo que pretendíamos ser. Sé, mi querida Priscila,  que jamás voy a volver a cocinar a aquel nivel. Eso no va a volver a suceder. En el fondo no me importa demasiado, al fin y al cabo, mi oficio es el de contar historias. En cambio, lo de Portugal, no fue tan efímero como mis malabares entre fogones pues el hombre que me ama está a mi lado. No hemos regresado a Portugal pero otras lunas de mieles nos han abrazado en Berlín, en Múnich, en el Valle del Silencio, y, por supuesto, en nuestro hogar en Manitoba. Lo nuestro es un idilio sin secretos que viene de años ha. Permíteme el chascarrillo de que incluso hasta Santa lo tuvo muy presente en esta Navidad dejando en el cesto de ratán bajo la supervisión de Don Farol un regalo muy significativo. El hombre que me ama lleva soportando con complacencia y sonrisa seductora desde siempre que me adueñe sin permiso de sus camisas y de la parte superior de su pijama y Santa que es muy dado a los regalos certeros y pertinentes nos regaló el mismo pijama azul para los dos, concretamente, en formato pijama para él y camisón para a mí. Con sinceridad te digo que me hizo tremenda ilusión. Te escribo todo esto a colación de la pregunta de tu última carta a raíz de haber visto la película ‘A beautiful day in the neighborhood’, de la que también yo he disfrutado en una de estas noches de Navidad. Me preguntabas cuánto hay en nosotros y en nuestro carácter de las personas que nos han amado y aman. Casi todo, te respondo. Si somos fruto de todo lo que nos pasa, de lo que vivimos y sentimos, qué decir del amor que nos es concedido. Soy muy consciente de que la María que hoy te escribe sería muy distinta de no ser amada por quien me ama, ese hombre amante, amador, honesto, natural sin artificios, vengativo, trabajador, elegante, sabio, brusco, alto, impetuoso, maestro, creyente, curioso, silencioso, estratega, divertido, celoso, tranquilo, ganador siempre ganador, fiel a los rizos morenos, elevado, sexual y guapo, muy guapo, biblia en mano, como escudo o talismán. Sí, sería muy distinta, tanto que a veces me cuesta recordar quién era antes de él. Mi querida Priscila, te escribo en otro rato pues me hago cargo de que el año toca a su fin en unas horas y debes de tener muchas tareas entre manos.

Te deseo una buena caminata para la mañana del uno. Pienso como tú que comenzar el 2021 de ese modo será un magnífico inicio.

Luz e ilusión.

María Aixa Sanz

(La Madriguera, 30 de Diciembre de 2020)

domingo, 27 de diciembre de 2020

LA LUZ QUE HAY EN TI ~ Epistolario del 21 ✒📮




Queridísimo tú, apreciado lector y viejo amigo:

Estas vacaciones de invierno están siendo encantadoras; con noches cinéfilas, de tomar bebidas calientes y comer bizcocho de manzana y almendras en la madrugada para después dormir largamente y de esa forma, a la mañana siguiente, disfrutar de días repletos de risas y de tareas navideñas ajetreadas y divertidísimas. El día de Nochebuena fue realmente bonito y apacible, la Madriguera lucía mágica, la velada con su cena tranquila e íntima resultó ser hermosa, los regalos que Santa dejó en el cesto de ratán bajo la supervisión de Don Farol cumplieron con creces las expectativas, puesto que Santa nunca va desencaminado y sus regalos siempre son certeros y pertinentes. Armoniosa y rica fue la comida de Navidad. Ahora, en estas invernales jornadas que le restan al año, creo sinceramente que sentarnos a comer cuencos calientes cuando regresamos de las caminatas es un maravilloso plan. Están siendo unas buenas Navidades, (a pesar de las circunstancias),  y sí lo son es porque en nuestra forma de ser está acoger en nuestra vida a la Navidad como lo que es: el más elegante y dichoso de los regalos. Tengo el convencimiento de que quien alberga la magia de la Navidad en su corazón cada día del año y todos los años de su vida es un ser de sentimientos profundos, convicciones firmes y amores sólidos. Como también soy del pensar de que los seres vivos, (todos), somos rocas y aún a pesar de las graves cicatrices, de la vasta erosión e incluso de los desprendimientos de lo que va fragmentándose en nosotros, en lo más profundo de cada uno hay una luz que nunca deja de brillar. Una luz semejante a la fe que nunca deja de alumbrar nuestro camino y nuestro caminar aunque en alguna mala hora pensemos que no es así. Convencida estoy de que esa luz nos da aliento, nos permite seguir, soportar la existencia, sentirnos ligeros aun a pesar de la carga y sabernos permanentemente iluminados. Y si esa luz tiene la fortuna de revestirse con la ilusión que depositamos en nuestros actos presentes y futuros, en el coraje de nuestra actitud y en el corazón de los otros, se transforma en una luz de una potencia equiparable a millones de luminarias capaces de alumbrar la noche más obscura. Porque la ilusión hace de espejo multiplicador de esa lucecita interna que todos poseemos. Entonces conscientes de su poder debemos perseguir a la ilusión, encontrar su camino, la forma, el modo de asirla y no dejarla marchar. Por ello, para los años que están por venir, y por supuesto también para el 21,  (obviamente), no sólo deseo que confíes en la luz que hay en ti y que tengas fe en ella, también deseo que no dejes de ilusionarte jamás.

 

María Aixa Sanz

(La Madriguera, 27 de Diciembre de 2020 ) 

jueves, 24 de diciembre de 2020

Día 24 de #Adviento #aportraitofchristmas 🌟🎅🎄


No dejéis nunca de ilusionaros. 
Debéis perseguir la ilusión, encontrar el camino, la forma, el modo de asirla y no dejarla marchar, pues es el motor de la vida. 
¡Feliz Navidad!

miércoles, 23 de diciembre de 2020

Día 23 de #Adviento #aportraitofchristmas 🌟🎅🎄

 

Por Clement Clarke Moore (1823) 📯📖🎄
Era Nochebuena, y en la casa entera nada se movía, ni un ratón siquiera. 
De la chimenea las medias colgaban la pronta llegada de Santa esperaban.
En sus tibias camas, los niños dormían soñando con dulces que los seducían; 
mami con su cofia y yo con mi gorro a punto ya estábamos del sueño modorro.
Escuché de pronto una algarabía, salté de la cama a ver qué ocurría. 
Volé como un rayo hacia la ventana, abrí los postigos, corrí la persiana.
Sobre la nevada la luna lucía y daba las cosas el fulgor del día.
Cuando, sorprendido, de repente veo, con ocho renitos, un grácil trineo.
Lo guiaba un anciano de vivaz talante y a San Nicolás distinguí al instante.
Azuzaba a gritos sus briosos corceles, y ellos la atendían, a sus nombres fieles: 
«¡ Relámpago, Trueno,  Veloz,  Bailarín, Travieso, Cupido, Brioso, Saltarín!» 
«¡A lo alto del porche! ¡Salvad la pared! ¡Muy aprisa todos! ¡Aprisa corred!»
Como hojas marchitas ante la tormenta suben hacia el cielo si algo les enfrenta.
Ligeros, veloces, saltan al tejado con Santa y juguetes el trineo cargado.
Luego, en un segundo, escuché en el techo ágiles cabriolas, piafar satisfecho.
Mientras cavilaba, ya San Nicolás por la chimenea entraba de un zas.
Vestido completo de roja pelliza, sus ropas manchadas de hollín y ceniza, 
y a la espalda un fardo lleno de juguetes como de un buhonero que abriera paquetes.
¡Qué picaros los ojos!, ¡qué alegre viveza! Cachetes rosados, nariz de cereza.
Curvaba hacia arriba la boca graciosa cubierta de barba blanca y abundosa.
Llevaba entre dientes pipa juguetona y el humo lo orlaba como una corona.
Tenía rostro ancho y panza redonda que se estremecía con su risa oronda.
Era un mofletudo elfo regordete y hube de reírme del raro vejete.
Pero un guiño suyo me hizo conocer que yo no tenía nada que temer.
No hablo una palabra. Se dio su labor de llenar las medias. 
Luego, con candor, me indicó silencio y, como un suspiro, de la chimenea se fue por el tiro.
Saltó a su trineo, les silbó a sus renos que partieron raudos, de premura llenos; 
y oí que exclamaba en la vastedad: «¡Linda Nochebuena! ¡Feliz Navidad!»

martes, 22 de diciembre de 2020

Día 22 de #Adviento #aportraitofchristmas 🌟🎅🎄

Cuando era pequeña en casa de mis padres los Reyes Magos dejaban sus regalos en los peldaños de la escalera, años después alrededor de la chimenea. En mi vida de adulta y en mi casa éstos le pasaron el testigo a Santa Claus y comenzó dejándo su saco en lugares aleatorios en plan bromista; en la actualidad y en la madurez, Santa deja sus regalos en la Madriguera dentro de un enorme cesto de ratán bajo la supervisión de Don Farol,  quien se ocupa año tras año de que los caprichos y deseos navideños se materialicen.

lunes, 21 de diciembre de 2020

Día 21 de #Adviento #aportraitofchristmas 🌟🎅🎄

En el carrusel de la existencia quien alberga la magia de la Navidad en su corazón cada día del año y todos los años de su vida es un ser de sentimientos profundos, convicciones firmes y amores sólidos.


(El carrusel musical de la fotografía lo compré en 2013 cuando viviamos en Innsbruck en uno de sus mercadillos de Navidad. Desde entonces me acompaña por el mundo en todas mis Navidades ya que me traslada al corazón mismo de todo lo bueno que hay en mí.)

domingo, 20 de diciembre de 2020

Día 20 de #Adviento #aportraitofchristmas 🌟🎅🎄

 Y en un pispás a hornear deliciosas galletas de Navidad.

Las primeras galletas que hice en mi vida se las comió mi berlinés y desde entonces hasta ahora. Así van pasando los años. Una Navidad tras otra, todas distintas en la forma pero siempre repletas de amor en el fondo.

No sé si estaréis de acuerdo conmigo que lo de hornear galletas no se hace por cualquiera.

sábado, 19 de diciembre de 2020

Día 19 de #Adviento #aportraitofchristmas 🌟🎅🎄

 






             


Soy una contadora de historias a la que le encanta que le narren con infinidad de voces otras historias. Quien me ama conoce mi querencia por el visionado de películas en el silencio de la noche, olvidándome, -de ese modo y por unas horas-, de los trajines del día.

Aquí está la cartelera cinematográfica para las vacaciones de invierno que comienzan hoy. 
(El orden de los carteles es aleatorio, no obedece a ninguna directriz. Podéis visionarlas a vuestro antojo si os apetece.)

jueves, 17 de diciembre de 2020

Día 17 de #Adviento #aportraitofchristmas 🌟🎅🎄

Tradición es elaborar guirnaldas de palomitas de maíz para colgarlas el día de Navidad en los árboles del jardín para los pájaros. Celebrando la vida y la Navidad al natural.

lunes, 14 de diciembre de 2020

Día 14 de #Adviento #aportraitofchristmas 🌟🎅🎄

Este año tenía muchas ganas de hacer a mano, ramita a ramita, una guirnalda de Navidad. Confieso que todavía tengo pendiente, a estas alturas y a falta de tiempo, hacer una corona o dos. Igual el año que viene... No sé. 

domingo, 13 de diciembre de 2020

Día 13 de #Adviento #aportraitofchristmas 🌟🎅🎄



Como es tradición en el tercer domingo de Adviento cocino mi típico strudel con masa filo relleno de melocotón y pasas. La parte berlinesa, germana, austriaca que hay en mí brilla a la que me descuido. Sin ninguna duda a través de la cocina se puede revivir los lugares en los que una fue amada y amó. De tal manera que siempre hay mil razones para cocinar más y mejor.

jueves, 10 de diciembre de 2020

Día 10 de #Adviento #aportraitofchristmas 🌟🎅🎄



De lo leído en este difícil año escojo este título como sugerencia lectora para las vacaciones de invierno, para el saco de Santa o para la carta a los Reyes Magos.

sábado, 5 de diciembre de 2020

Día 5 de #Adviento #aportraitofchristmas 🌟🎅🎄

Recetario propio con recetas sanas y riquísimas para todas las estaciones, y por supuesto, para Navidad, donde la estrella como no podía ser de otro modo es mi versión del pavo Manitoba. 

sábado, 31 de octubre de 2020

jueves, 10 de septiembre de 2020

PUMPKIN PATCH


Dejar atrás el amanecer caminando mientras el viento acaricia y redondea mi cuerpo y agita mis rizos me llena de energía. Cambia mi estado de ánimo. Me hace sonreír. Me pone de buen humor. Si he de elegir entre la lluvia y el viento, indiscutiblemente, siempre elijo el viento. En él me siento libre, dichosa, en paz. Es lógico, entonces, que en Manitoba sea feliz como jamás lo he sido. No obstante, si reviso los últimos treinta años estoy en la posición de afirmar que he sido muy feliz, más de lo que imaginaba en la adolescencia. He cumplido mis sueños y he amado intensamente y me han amado a la par. Y aunque en el transcurso de estos meses me encuentro en otro ámbito mental en todo, haciendo mía de nuevo la vida autónoma y el bienestar indispensable para que el día a día sea soportable, soy consciente de que no por ello dejo de ser feliz, en esta Manitoba nuestra, en la que Alberto fotografía con talento e inteligencia y yo escribo con delicadeza y cocino con entusiasmo. Pero es ahora, concretamente, en estos días de septiembre, cuando todo me resulta más hermoso y fácil puesto que me deleito con la llegada del otoño, antesala de la Navidad, algo que me llena de alegría. Por fin, llega a nuestra vida los meses más bonitos del año. En mi caminar diario, cada mañana, salen a mi encuentro las señales que me indican que el otoño está aquí. Sonrío al verlas. Las contemplo. Algunas las recojo. Les prometo a todas ellas una historia. Respiro aliviada puesto que con el cambio de estación no sólo se mitiga el calor y se descansa y duerme mejor, para los que nos gusta dormir arropados, también llega el cambio en las cocinas que hace de cocinar y de comer el placer que debe ser siempre para el paladar y el alma. A todo eso se le une la costumbre que existe por estos lares de celebrar el otoño, de celebrar que la naturaleza, y por ende, la vida se ralentiza y se recoge con sus colores acogedores y sus olores dulzones como el de las calabazas. El otoño sin ninguna duda es hogar, como lo es la Navidad. E inmersos ya en él, desde hace unas semanas andamos con los preparativos para decorar nuestra farmhouse y que de ese modo la casa sea merecedora de la dicha del otoño. En esa labor nos hemos agenciado con materiales suficientes para tal fin y no sólo va a ser emocionante montarlos y ver cómo quedan, lo ha sido también encontrar las piezas que personalizan una decoración de índole popular en algo que será muy nuestro, muy del hogar que Alberto y yo hemos creado en esta parte del mundo. Incontables son las veces en que le he dado las gracias por haberme traído hasta aquí, por haber elegido Manitoba para asentarnos. 《Gracias por traerme hasta aquí》, le repito. Él sonríe. 《Acertaste de nuevo》, le digo. Siempre ha sabido que nos conviene y que no. Llegó el día, lo recuerdo bien, porque ahí comenzó la que considero la etapa más feliz y libre de mi existencia, en que me dijo: «Vente conmigo a Manitoba. Vámonos a Manitoba.» Habíamos recorrido todo Canadá como nómadas, habíamos residido unos meses en Vancouver, otros en Québec y el último año en las montañas de Alberta. Habíamos habitado algunas semanas las islas del Atlántico, Churchill y Dawson City. Íbamos de punta a punta según la estación y lo que a él le encargaban fotografiar. Por aquel entonces yo estaba agotada, llevaba doce años escribiendo a destajo, y en ese verano había tenido que sacar un texto de mil palabras cada tarde,  sobre el tema que me proponían a mediodía,  para la edición del día siguiente del magazine en el que colaboraba. Estaba siendo un verano de locos. Entonces, Alberto, dador de mi vida, me tomó de la mano y me propuso que nos fuéramos a Manitoba. A permanecer en ella. La idea era chocante viniendo de alguien que ama las montañas. Con las horas supe que llevaba meses meditándolo. Obvio, pensé, nunca deja nada al azar. Acepté. Y cuando estuve de pie en las mismas praderas del Oeste, comprendí. Sabía que nunca buscaría la explicación ni la razón de su deseo por ellas, entendí. Supe inmediatamente que de nuevo, con ellas, había vuelto a depositar en mí la belleza de lo innegociable. Quería que nos instalásemos en Manitoba, quería que tuviésemos una farmhouse, una casa de campo para toda la vida, -concepto muy americano éste-, quería fotografiar la pradera de Manitoba sin pausa y que yo escribiese en ella sin prisa. Quería Manitoba para nosotros. Y Manitoba tenemos. Hemos construido una vida aquí en nuestra granja reformada. Manitoba es ya nuestra casa, y al final, todo se reduce a la misma cuestión: encontrar un lugar en el mundo en el que no te importe morir. 《O en el que te sientas en casa hasta morir》, Alberto me responde sonriendo cuando hago hincapié en ello. Entonces, al oír su respuesta, soy yo la que sonríe. Es hermoso que pensemos igual, que comprendamos la existencia y entendamos la manera de estar en el mundo de la misma forma. De hecho, es fundamental. Y le agradezco al Universo que sea así. Le agradezco nuestra absoluta comunión. Dicen del otoño que no sólo es el tiempo del recogimiento también es el de dar las gracias por la cosecha del verano. En realidad siempre hay tanto que agradecer. Engalanar la casa va a ser nuestro modo de hacerlo, no el único,  pero si una manera que ahora mismo nos llena de trajín e ilusión. Así que haremos de nuestro hogar: otoño,  prepararemos cremas y tarta de calabaza, beberemos sidra y desearemos el bien no sólo para nosotros, también para los otros; y, por supuesto, nos sentiremos afortunados y agradecidos. ¡Feliz otoño! 


Besos y abrazos a tod@s. 
María Aixa Sanz 

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Naturaleza sin pausa



La naturaleza sin pausa, ajena a todo. 
El gran espectáculo para los ojos que saben mirar. 
#naturalezasinpausa 



Una foto para septiembre
Un abrazo a tod@s. 
© Alberto Fil

domingo, 6 de septiembre de 2020

Naturaleza sin pausa





La naturaleza sin pausa, ajena a todo. 
El gran espectáculo para los ojos que saben mirar. 
#naturalezasinpausa 




Unas fotos de otro verano en nuestra amada Manitoba. 
No es difícil adivinar con ellas por qué esta pradera se está convirtiendo en nuestro hogar.
Un abrazo a tod@s. 
© Alberto Fil

jueves, 3 de septiembre de 2020

LA BELLEZA DE LO INNEGOCIABLE ~ (Texto Segundo)



Te sonrojas cuando escribo sobre ti. Me dices, desternillándote, que te deje en paz, que nunca has deseado ser literatura, que eres un hombre corriente, el que me ama, -me subrayas-, piel con piel, cuerpo a cuerpo, día a día desde hace décadas, que no te van las florituras ni las epopeyas, que te desvela leer el amor que siento por ti hecho palabras, que con 'Sol del Medio Oeste' tu inexistente vanidad ya quedó satisfecha. Sé que sabes que lo sé, pero desconoces del todo cuán maravilloso resultas a mis ojos y a los ojos de la gente que tiene la fortuna de conocerte. Es esa humildad tuya; ese trato honesto y afable con tus coetáneos; ese vivir en tu mundo y hacer del mundo un lugar mejor para los dos; es la pasión, el detalle y el entusiasmo con el que emprendes cada tarea; es tu nobleza y tu caminar de frente sin dobleces; lo que hace de ti un ser único. Eras cuando te conocí un muchacho honrado y bueno, te has convertido con los años en un hombre honrado y formidable. Y es muy difícil no sucumbir en hacer de ti literatura, en serio te lo digo. Sé que a regañadientes me lo permites y en este año más. Mi accidente fue una hecatombe para ti y te convertiste en mi fortaleza desde el minuto uno. Has sido, Alberto, mi aliento. Y soy consciente de tu alegría ante mis progresos. Es como si fueses conquistando trechos en la ascensión de tu montaña más particular. Tu mirada esperanzada, atenta, llena de mí, de nosotros, es mi sostén. He leído en tu rostro la satisfacción y el orgullo con cada avance en mi reconquista de la vida cotidiana y he disfrutado con tu felicidad cuando has visto que recorría primero trescientos, luego seiscientos metros, un kilómetro y desde hace unos días, dos. Estás siendo cómplice en esta especie de milagro que es poder caminar de nuevo, aunque sea temporalmente con el apoyo de unos bastones. Me recalcas que no es un milagro sino que es el resultado de todo el trabajo que he realizado en estos meses. Pero para mí, Alberto, lo es. El trabajo no es suficiente porque en cada recuperación hay una gran parte de algo que se escapa de las manos, llámalo suerte o sortilegio. Yo lo llamo milagro, puesto que levantar de nuevo la vista del camino y mirar el cielo, la naturaleza que me rodea, y dejar que los pensamientos vagabundos regresen a mí y ocupen mi mente, dándome una tregua, un respiro de los miedos que con un coraje digno de una guerrera estoy afrontando en este año maldito, lo es. Aun así reconozco, faltaría más, la importancia de la parte de trabajo y disciplina pero lo que marca la diferencia es el coraje que hay en el milagro, créeme. Coraje. La palabra siempre es coraje. Agallas para acometer. Quizás es el coraje lo que siempre te ha gustado más de mí. A veces, me lo susurras. Te sé junto a mí en todo momento en este caminar despiadado y terco. Te veo observandome con fe y respeto, conteniendo a ratos tus ganas de ayudarme. Veo tu mirada preocupada, atenta, ilusionada la mayoría de las veces. Siempre has estado loco por mí, como yo por ti, desde que nos conocimos a los veinte. Siempre has sido demasiado bueno conmigo incluso conociendo que yo nunca lo sería contigo. Al pensar esto último,  sin darme cuenta, me muerdo el labio y la sangre se derrama por mi barbilla. Siempre seré sangre de tu sangre, sin serlo. Este corte, lo sé, eres tú castigándome por mis pensamientos. Nunca te ha gustado que sea tan dura conmigo misma. Lo sé. Lo sé todo sobre nosotros. Sé lo que te gusta y disgusta de mí. Que fije mi amor por ti en la memoria del tiempo escribiendo, escribiéndote, convirtiéndote en narración, te disgusta. Pero por una vez no me importa disgustarte. Con la batalla que estoy librando han dejado de importarme muchísimas cosas, como también, las respuestas a ciertas preguntas. Me recupero a tu lado, te amo, vivo felizmente contigo y duermo pegada a ti, en el hueco de tu cuerpo; y, salvo eso, lo sabes bien, no hago nada que no me apetezca realmente hacer, ni dejo de hacer aquello que en verdad deseo realizar. Por ello, sé que esta noche acomodada en ti, en nuestro refugio verde, te escribiré, y suavemente, como si fuesen los primeros copos de nieve, una realidad, se deslizará entre frase y frase. La de que escribirte es mi forma de vivirte, que escribir sobre ti me acelera la vida, no sólo el corazón. Y en ese punto, al tomar conciencia de cuánto necesito poner por escrito qué eres tú para mí, te miraré y al mirarte brotará de mí el verso perfecto de Salinas,-tu poeta, nuestro poeta, el que tú me diste a conocer allá por el 1998-,《En donde yo te espero, sólo tú cabes》, y  te encontraré mirándome con esa sonrisa amplia, franca, dichosa que no sólo por la boca se te asoma, también la veré a través de tus ojos. Amo que sonrías también por los ojos, pensaré. Y adivinarás qué cavilo. «Idiota», murmurarás, porque me sabes mejor que yo a mí misma. Y entonces, como en un ritual, dejarás de lado el libro que estás leyendo, te colocarás las gafas sobre la frente, te restregarás el puente de la nariz con los dedos, odiándome de mentira, amándome de verdad, secretamente satisfecho, mientras yo me bebo una infusión caliente, apago la luz, cierro los ojos y duermo, duermo, duermo en tu abrazo y en tus brazos, en Manitoba y en sus atardeceres y en sus cielos. 


María Aixa Sanz ✒
#labellezadeloinnegociable 📖