.

Mostrando entradas con la etiqueta #Historia1. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta #Historia1. Mostrar todas las entradas

viernes, 22 de noviembre de 2024

LOS BUENOS. Historia n ° 1 ~ 6


DULCEMENTE satisfechos como estómagos recién alimentados, de ese modo caminan desde el cobertizo a la casa. En silencio, sin apenas mediar palabra, cada uno inmerso en su propio placer. Gratamente sorprendidos por cómo ha transcurrido la tarde. Les ha cundido y Nill ha estado genial. “Tras la cena, una vez en la buhardilla, realizaremos un resumen del trabajo pendiente y una lista con lo que debes conseguir. Por cierto, hermano, eres grande. Ha sido espectacular tu discurso, la puesta en escena, tu entusiasmo y las artimañas que como el buen contador de historias que eres, utilizas para seducir, como la idea de la abreviatura para nombrar el mueble y revestir el proyecto de seriedad", le confía Ryan a Colin cuando sus pasos se acompasan. “Gracias, Ryan. Te agradezco de corazón tus palabras. Seguro que va a quedar un MCN fabuloso tratándose de ti. No podría estar en mejores manos", le responde Colin. “¿Has visto a Six, cómo ha crecido, y en la muchachita determinada en la que se está convirtiendo?”, le pregunta Ryan a modo de contestación, secretamente ruborizado por el elogio de su hermano (jamás se va a acostumbrar a ninguna clase de elogio provenga de donde provenga) mientras aprieta el antebrazo de Colin como muestra de afecto y reconocimiento. Colin, asiente. “¿De qué habláis? ¿Habláis de mí? ¿Cuándo podré decirte todo lo que necesito, Colin?”, les interrumpe Six que se ha aproximado a ellos, sin ni siquiera los otros darse cuenta. “No. No hablamos de ti, curiosa. A la noche. Después de cenar", le responden a la vez, para seguidamente echarse los tres a reír y, a continuación, retarse a una carrera hasta la puerta exterior de la cocina de Beatrice. Y, sí, tal como lo han previsto: sucede. Un par de horas después, bajo la atenta mirada de Baltasara, vestidos ya con el pijama, y cuadernos de apuntes abiertos en mano, los tres están concentrados en resumir, concretar y repensar los aspectos del MCN que todavía permanecen en el aire. Convienen en que lo mejor es que el sábado después de presentarse a las diez de la mañana en el cobertizo de Nill, Colin se marche (si Nill también lo estima oportuno) con Mathilde y Broderick (los asistentes de la casa) aprovechando su visita semanal (para llenar la despensa) a la calle Principal de Leugimlegan (la población más cercana a Joly Nice House) donde están ubicadas tiendas a diestro y siniestro; y es posible adquirir en ellas, todo tipo de materiales, cachivaches y utensilios, fruslerías, comida, vestidos, artículos de papelería, pintura, regalos y reformas. Mientras tanto, mientras Colin como conseguidor se desplaza a realizar su parte del proyecto, tienen pensado que Ryan se quede con Nill en el cobertizo para comenzar con el MCN, y Six regrese a la buhardilla para en su pupitre preparar el dibujo de cada una de las acuarelas. En su paseo por los comercios de Leugimlegan, Colin, deberá comprar en la papelería Don Folio y Señora Carpeta: un cuaderno como libro de recuerdos para que Ryan escriba en él, el recuerdo más entrañable de la mejor Navidad de los que ahora son su familia en Joly Nice House, a ser posible de tapa dura con motivos navideños o a lo sumo de color rojo Navidad (puesto que sí, el rojo Navidad existe). Además deberá adquirir el papel de acuarela y acuarelas por estrenar para que Six dibuje sus escenas navideñas. Seguidamente entrará en la librería El provecho para adquirir en persona los ejemplares para el  cajón  de  los  libros de  Navidad del MCN. Para rellenarlo no hace ni media hora que han seleccionado cuidadosamente los títulos en la revistilla bimensual que la misma librería imprime para anunciar las novedades en stock. En esta noche la han tomado prestada del despacho del Marqués de Tratratra (el dueño y señor de Joly  Nice House) ya que la librería tiene la deferencia de hacérsela llegar por ser el marquesado, desde tiempo remoto, uno de sus mejores clientes. Las lecturas escogidas (de momento) son: ‘Canción de Navidad’, ‘La historia de la Navidad’, ‘El cascanueces’, ‘24 historias para esperar la Navidad’, ‘Santa Claus salva la Navidad’, ‘Los desposeídos: cuento de Navidad’, ‘Invierno en Viena', ‘Pudín de Navidad’, ‘Días  de  Navidad ‘, ‘Más allá del invierno, ‘Mujercitas’, ‘La casa hechizada’, ‘Cuentos de Navidad para noches de invierno’ y ‘Melodías clásicas de Navidad’. Debido al tamaño y número de los libros escogidos, Six y Ryan, aprovechan el momento para hacerle ver a Colin la idoneidad de las medidas elegidas para el MCN por ellos dos. “Ves, Colin como el MCN no tenía que ser demasiado pequeño”, le indica Six. “Entre ser demasiado pequeño y lo que vosotros os habéis propuesto: media un baúl. ¡Por el amor de Dios!" “¡No seas exagerado, Colin!”, sentencia Six, dando por finalizada la inexistente discusión, sonriendo para sus adentros. A estas alturas se ha dado cuenta ya de que hace con sus hermanos lo que le viene en gana, de que todo se lo consienten. Piensa que muy probablemente lo hará el resto de su vida. Tendrá un poder especial sobre esos dos muchachos. A Six le gusta sentirse así. Saberse poseedora de ese poder, y suspira fantasiosa. Sobre el último título, concretamente, sobre ‘Melodías clásicas de Navidad’ a Colin (ideólogo y conseguidor) se le ocurre la más mayúscula de las ideas según sus hermanos. Ha pensado en meterlo en el interior del cajón de sinfonías, al leer en la revistilla que de cada melodía además de su partitura, hay un audio. En cuanto a las melodías no son para nada despreciables, de ninguna manera hay que hacerles ascos, pues el libro está compuesto por ‘Festival de Navidad’ de Leroy Anderson, ‘El vals de los copos de nieve’ de Chaikovski,  'La marcha de los Reyes’ de Bizet, ‘Paseo en trineo’ de Delius, ‘La marcha’ de nuevo de Chaikovski, y ‘Alegría en el mundo’ de Haendel. Bien entrada la noche solamente les queda pensar el contenido del buzón mágico y, por otra parte, si debe ser un profesional o un aficionado quien haga el retrato familiar de los habitantes de Joly Nice House, porque además de fotografiarles deberá guardar el secreto sobre para qué es la instantánea. Más allá de eso, lo tienen todo bien atado. Así que deciden en esa hora (como ratoncitos) bajar a la cocina a calentar cuatro cuencos de leche (para Baltasara también, obvio) y subirlos con su bandeja preferida (una con Santa Claus sentado en la nieve rodeado de animales del bosque) a la buhardilla, de esa manera, podrán seguir pensando un buen rato más. Nadie sabe que en la buhardilla tienen escondida una lata de cacao soluble (espolvoreado con canela y aroma de vainilla) que añaden en secreto a los cuatro cuencos de leche. Tras beberlo a sorbitos el sabor en el paladar les hace relamerse los labios y el  aroma en la nariz sentirse la mar de bien. Calentitos en la fría noche de noviembre. Con energía renovada deciden hacer otra tormenta de ideas pero esta vez para el buzón mágico; sin embargo, les resulta mucho menos exitosa que la anterior, y lo mejor que se les ocurre es adquirir en la misma papelería en la que Colin ha de comprar el cuaderno para Ryan y las acuarelas para Six, un paquete de sobres y papel de la mejor calidad, de buena textura y formato mediano, de color crema o hueso, y  un par de bolígrafos de tinta dorada para colocarlo todo sobre el MCN y que cada cual se sirva. Una vez escrita la carta e introducida dentro del sobre y anotado el destinatario, los habitantes de Joly Nice House, sólo tendrán que abrir el cajón y dejarla dentro, sin sello y sin nada. Ahí está la magia. “Más práctico no puede ser”, opina Colin. “Verdaderamente, práctico es. Muy práctico y sobre todo mágico ”, dictamina Ryan. En cuanto a lo de la fotografía es Ryan quien sugiere pedírselo a Roderick, aficionado a la fotografía como es el asistente de la casa. “Aficionado de los buenos”, remarca Ryan. “De personalidad callada, creo que no hará muchas preguntas, y en caso de hacerlas, estoy seguro de que se guardará las respuestas para sí. Es de fiar. Totalmente", les dice Ryan a los otros dos. Tras estas palabras: levantan la sesión, bostezan, se mete cada uno en su confortable cama, y Baltasara sobre el edredón a los pies de Six, apagan las lámparas, se quedan a oscuras, y al  rato, los cuatro duermen como marmotas. 




 LOS BUENOS. Historia n° 1 

(Los buenos: doce historias en construcción) 

© MARÍA AIXA SANZ, 2024 



** Estas leyendo LOS BUENOS, continuación de LOS DESPOSEÍDOS, en línea y por entregas. Las entregas se publicarán los lunes y jueves del mes en curso hasta completar el total de la primera historia.

📧Si lo deseas puedes dejar un mensaje en aixasanz.maria@gmail.com 

miércoles, 20 de noviembre de 2024

LOS BUENOS. Historia n ° 1 ~ 5


“¡VAYA! ESTO NO LO ESPERABA”, les confiesa Nill, secretamente orgulloso de que los tres inesperadamente formen parte de su existencia desde hace unos meses, y de poder ser partícipe y testigo de la clase de personitas en las que se están convirtiendo. Por supuesto, también, de constatar día tras día (en todo momento) de lo buen hermanos que son, de la lealtad y complicidad que comparten, y de los valores que poseen. “Os digo de entrada ya que sí. Contad conmigo”, les contesta Nill, y en ese instante, le es imposible discernir quién está más contento, si los chicos o él mismo. “Para ello tomaremos como guía la parábola de los talentos. Estoy seguro de que la conocéis”, les dice Nill. “Por supuesto. Mateo 25:14-30”, le responde Ryan. “Obviamente”, añade Colin. “Nos enseña la importancia de usar y desarrollar el don único  y especial que Dios nos ha dado a cada uno (como el mío que es dibujar y pintar) para servir a los demás y hacer crecer su reino en la Tierra. Y nos advierte sobre las consecuencias de no usarlo de manera generosa y fiel", explica Six. “Correcto", les indica Nill. “Entonces cada uno de vosotros debe invertir en el proyecto su talento especial. A ver, ¿qué se os da bien? ¿Quién empieza? Bueno, de hecho Six, ya ha comenzado: se le da bien dibujar y pintar, de modo que además de dibujar y pintar las acuarelas, deberá aplicar una capa de tapaporos al mueble para seguidamente barnizarlo. Six se encargará de pintar el mueble”, les comunica Nill; y Six, no sólo rebosa alegría y orgullo, en ese minuto, es toda emoción. Piensa que jamás nadie le ha hecho un encargo de tanta responsabilidad, lo que para ella significa pasar de ser un apéndice, un personaje secundario de la historia de Joly Nice House a ser protagonista. ¿Y a quién no le gusta ser protagonista de su propia vida y de la de aquellos a los que ama?, se dice. “Bueno, a mí no se me da mal la carpintería. Me gusta el trabajo al detalle, minucioso y solitario, no me extrañaría que ese fuese mi don. Pues no le temo, todo lo contrario. E intuyo, Nill, que estoy siendo un buen aprendiz tuyo. Por ello creo ser capaz de poder fabricar el MCN. Pero solamente si tú también me ves capaz. La última palabra es tuya, Nill”, confiesa Ryan, que es el primero en hablar; y que además, durante todo el verano ha estado ayudando a Nill en las tareas de jardinería y de mantenimiento de Joly Nice House. Colin y Six tras oír a su hermano, miran expectantes a Nill. “Por supuesto, Ryan. Eres muy capaz, y sé que puedes hacer un trabajo sobresaliente. Yo cortaré la madera y tú construirás y ensamblarás el mueble. Six lo pintará, y Colin…” , contesta Nill. “¡Lo lijaré! ¡Me pido lijarlo! Yo lo lijaré. Será un honor ”, les suplica Colin, entusiasmado al ver como su explicación ha sido un éxito y el proyecto va materializándose con acciones concretas. “Sí,  eso es muy acertado, pero como no cabe duda alguna Colin de que tu don principal es convencer a la gente y contar historias, al mismo tiempo, deberás conseguir el material que debe ir en cada uno de los cajones, más allá de lo que tus hermanos puedan ayudarte. Piensa que la máxima carga de trabajo físico va a recaer en ellos. De manera que debes hacerte cargo de todo lo demás”, le ordena Nill a Colin. “Acepto el desafío Nill, y me hago cargo del trabajo que va a recaer en las espaldas de Ryan y Six. Sé que lijar es lo de menos; por ello, como me propones, también seré el conseguidor de los interiores del MCN", les aclara Colin al resto, y el resto asiente. “Muy bien pensado, Colin. Tendrás que conseguirme un hermoso cuaderno como libro de recuerdos”, le indica Ryan. “Eso está hecho, hermano. Confía en mí”, le responde Colin, con el aplomo innato que posee quién se conoce a sí  mismo lo suficiente para saber que por muy mal que le vayan las cosas: siempre le quedará un último recurso basado principalmente en su propio ingenio y talento. “Y yo Colin, necesitaré que compres…”, comienza a decir Six, pero se detiene al ver la mano en alto de  Nill.  “Disculpa, Six, no es que no vaya a ser interesante tu pedido a Colin, pero creo que si os parece bien podéis dejar para otro momento la lista de cosas a comprar, a conseguir por Colin. Ahora, lo primordial es diseñar un plan de trabajo. A  ver, chicos: ¿qué días de la semana os podéis pasar por aquí sin trastocar vuestra rutina escolar?”, les pregunta Nill. Es Six quien contesta, pensando en el acierto que es que Nill les dirija. Puesto que lo de haberla interrumpido para configurar un horario es buena muestra de ello, y a ella acaba de ocurrírsele lo que le parece una brillante idea: “Los sábados apenas los tenemos ocupados y los domingos bastante libres. Podríamos crear un cuadrante y cada uno apuntarse en las horas en que esté disponible, de ese modo, igual nos asombra la cantidad de tiempo que tenemos para dedicarle al MCN de aquí a Navidad”, sugiere Six. “¡Brillante, Six! Muy buena idea. ¿A qué esperáis? Hacedlo ahora mismo", les ordena Nill (dando una palmada en el aire) para deleite de la chiquita. Y los tres sacan del portafolios de Ryan un folio en blanco y durante aproximadamente un cuarto de hora, vuelcan en él, el futuro de las siguientes semanas. Una vez terminado el dibujo y con las casillas al completo con sus nombres, se lo entregan a Nill que le echa un rápido vistazo y lo cuelga en la pared en el mismo gancho donde tiene colgado un calendario. “Bien. De ahora en adelante,  no quiero que veáis este dibujo  como un adorno de pared. Ha de ser vuestra guía y, en la medida de lo posible, cumplir a rajatabla lo marcado en él. Así  pues: os espero a los tres aquí dentro de dos días, en concreto, el sábado a las diez de la mañana. Sin falta”, les exige Nill. “Sí, jefe", le responde Colin. Tres segundos después sus hermanos le imitan, y Nill disimula la sonrisa de júbilo que aflora de su corazón. Repara en que ama a esos chicos. Mientras tanto, Colin, piensa en los matices de la obediencia y la rebelión. Se dice a sí mismo: “La obediencia es esto, la disciplina también. Seguir al patrón con los ojos cerrados, si se aprecia a todas luces que es bueno el rumbo que lleva. De momento, Nill lo lleva. No se ha desviado, de lo contrario, yo sería el primero en poner pies en pared.” Le saca de sus pensamientos, de nuevo la voz de Nill: “Y ahora determinemos las medidas. ¿De qué tamaño a de ser el MCN? ¿Lo tenéis pensado?” “¡Como aquello!", grita Six. “Sí, como aquello”, sostiene Ryan, guiñándole un ojo a Six, para complacencia de esta. “No. No puede ser”, les responde Colin. “Sí que puede ser”, le indica Ryan. “Confía en nosotros, hermano. No refunfuñes, Colin. Ya verás qué bonito quedará“, le dice Six. “Bueno, si os empeñáis... Pero creo que se nos está yendo de las manos antes de comenzar“, protesta Colin. 

 



LOS BUENOS. Historia n° 1 

(Los buenos: doce historias en construcción.)

© MARÍA AIXA SANZ, 2024 


** Estas leyendo LOS BUENOS, continuación de LOS DESPOSEÍDOS, en línea y por entregas. Las entregas se publicarán los lunes, miércoles y viernes del mes en curso hasta completar el total de la primera historia.

📧Si lo deseas puedes dejar un mensaje en aixasanz.maria@gmail.com 

lunes, 18 de noviembre de 2024

LOS BUENOS. Historia n° 1 ~ 4


A LA TARDE DEL DÍA SIGUIENTE, los tres, una vez acabados los deberes y ultimados los preparativos del proyecto; se presentan con un portafolios debajo del brazo en el cobertizo que Nill (el jardinero) utiliza no sólo para guardar las herramientas de jardinería, también como taller. Saben que a esas horas suele estar ahí. Lo está. Nill se sorprende al verlos tan serios y formales en sus dominios. A la mañana, a la hora del desayuno, los chicos (como tienden a llamarlos en la casa cuando se refieren a los tres como un solo ente) no han dado muestras de querer en concreto algo de él para hablarlo en un aparte. Pero ahí están plantados como si no hubiesen roto un plato en su corta vida, bien vestidos, repeinados, uno de ellos con un portafolios debajo del brazo, concretamente Ryan, y todos ellos, los tres con las manos en los bolsillos, como tienen por costumbre. Si en algo se parecen los tres hermanos es que tienen esa manía; y hay que reconocerles que les otorga a su pose, a su actitud una elegancia natural, al parecer de Nill. No poseen nada impostado ni de impostura en su manera de estar en el mundo. También advierte (en la tarde de hoy) cierto rubor en sus mejillas. ¡Qué raro!, piensa para sus adentros Nill. “¿Qué pasa?”, les pregunta mientras deja a un lado el rastrillo que está limpiando. “Queríamos… Veníamos…a…”, le responde Six. “¿A…? Continúa Six”, le pide Nill, asombrado ante tanta timidez. ¿Qué les pasa?, se pregunta. “A pedirte…favor. Ayuda", le dice Six. “Un favor. Ayuda. ¿Qué os pasa? ¿Se os ha comido la lengua un gato?”, les pregunta Nill. “Lo que ocurre es que te necesitamos Nill", le aclara Ryan. “Más que nunca. Diría que más de lo que nadie te ha podido necesitar en toda la historia del universo”, le especifica Colin. “¡Vaya! Eso es mucho", les responde Nill, disimulando la risa que le produce lo exagerados que le resultan la mayoría de las veces los críos. “¿Nos ayudarás, por favor, querido Nill?”, le pregunta Six en modo súplica. “Antes debería saber de qué se trata, ¿no crees, Six?”, le responde Nill. Y mirando a los otros dos, les dice: “¿Y bien?” Ryan da un paso al frente, se saca las manos de los bolsillos, toma el portafolios, lo abre, y deposita sobre el banco de trabajo de Nill un folio, en el que se ve el dibujo de lo que es a todas luces una cajonera, y le pregunta a Nill: “¿Podrías ayudarnos a construirla o a conseguirla de algún modo?” “¿Una cajonera?”, responde Nill, fijando la vista en el rostro de cada uno de ellos. Los tres asienten. “¿Por qué? Explicadme de qué va la historia. Ya sabéis lo mucho que me gustan las historias”, les pide Nill. Se miran los unos a los otros. Los tres saben que sólo Colin posee la facultad para convencer a cualquiera con su modo peculiar de razonar. Los tres también saben, que aunque Nill es su mejor amigo, es un hueso duro de roer. Un tipo de los que ya no abundan. Es honesto, honrado, humano y héroe. Posee las cuatro haches que para Ryan, Colin y Six describen a los buenos. Nill, lo es. Es un tipo duro, de buenas intenciones y acciones, de noble corazón. Un tipo del Oeste, como a Colin le agrada resaltar. “Este dibujo que de un primer vistazo es una cajonera de unas dimensiones asumibles, en verdad, Nill, no lo es. Verdaderamente, no es sólo una cajonera es muchísimo más”, comienza a explicarle Colin a Nill. Six al oír a su hermano asiente y sonríe, pensando que Colin conseguirá su propósito. Ryan contiene el aliento y henchido de orgullo ante el inicio del discurso de Colin, piensa en cómo le gustaría poseer su facilidad de palabra, y también, del mismo modo que Six, apuesta lo que sea a que su hermano convencerá a Nill. “Y te preguntarás, quizás asombrado: ¿y si no es sólo una cajonera qué diantres es? Te lo explico de inmediato, no te apures. Aunque debo aclararte antes de todo que el invento o quizás ingenio, o mejor el artefacto que no armatoste, es el resultado de la imaginación e inventiva de los tres aquí presentes. Una vez dicho esto: Nill, no estás ante el dibujo de una cajonera simple y llanamente, estás ante el dibujo del Mueble de Celebración de la Navidad. Al que nosotros llamamos para abreviar con su acrónimo. Nill, estás ante un MCN”, explica Colin. Six aplaude. Ryan se ruboriza porque Colin acaba de inventarse lo de la abreviatura para darle al proyecto más bombo y platillo. Colin les mira y con la mirada, los otros dos, saben que lo tiene todo controlado. Aprovecha la pausa que acaba de hacer en la explicación para: primero, aumentar la intriga en su amigo jardinero; y segundo, tomar el portafolios (al que Ryan se aferra inconscientemente con las manos como si fuesen zarpas de tan nervioso como está) abrirlo y sacar de su interior otro dibujo de la cajonera, pero en este en cada uno de los seis cajones que posee está escrito lo que va a contener. “Como puedes apreciar en el siguiente dibujo: cada uno de los cajones contendrá un aspecto de la Navidad que nos parece sumamente relevante. Hemos convenido en que el MCN sólo tenga tres hileras de cajones para que sea más manejable, es decir, que al acabar la Navidad si de ese modo se desea, pueda ser transportado y guardado en otra parte hasta la siguiente. En el cajón inferior que resulta ser el de mayor tamaño por altura y longitud y que va de punta a punta del MCN, deben caber unos cuantos cuentos de Navidad para ser de fácil disposición y lectura. En los dos del medio, en lo que es la segunda hilera, uno contendrá un buzón mágico, donde los habitantes de Joly Nice House podrán depositar en exclusiva las cartas remitidas a Santa Claus y a sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, para que a los elfos y a los pajes les sea más veloz y concreta su recogida; y el otro, contendrá las sinfonías de Navidad, es decir, las partituras y a poder ser, cruzamos los dedos para que así sea, sus grabaciones en audio. En lo referente a la hilera superior y última, dividida en tres cajones, estos albergarán: el de la izquierda, un libro de recuerdos, concretamente un libro – cuaderno, donde Ryan de su puño y letra irá compilando durante estas semanas un recuerdo de la mejor Navidad de cada uno de los habitantes de la casa; en el de la derecha, un retrato, fotografía conjunta de todos los que actualmente habitamos en ella; y en el del medio, y acabo, cuatro acuarelas navideñas como una sucesión  de escenas, en nombre de Ryan, Six, Baltasara y el mío propio. Todas ellas pintadas por Six, por su mano experta y talentosa de la artista portentosa que es. Puedes reparar, Nill, en que todo está muy bien pensado y nada queda al azar. No obstante, te necesitamos para materializar el proyecto. Sin ti se queda en el aire, y no pasará jamás de ser tan sólo una ilusión. Trabajaremos en él hasta caer rendidos, pero necesitamos un mentor, un guía, un ejecutor. Sin ti solamente somos manos, ideas y ganas sueltas. Para conseguirlo necesitamos ser un todo. Un TODO en mayúsculas que trabaje como tal, dirigido y orientado por ti”, termina de explicarle Colin a Nill, guiñándole un ojo a una Six rebosante de alegría y orgullo, haciéndole un imperceptible movimiento de cabeza a Ryan, que significa: todo en perfecto orden, y que su hermano le devuelve igual, junto a una enorme sonrisa plagada de sincera admiración. 




LOS BUENOS. Historia n° 1 

(Los buenos: doce historias en construcción.)

© MARÍA AIXA SANZ, 2024 


** Estas leyendo LOS BUENOS, continuación de LOS DESPOSEÍDOS, en línea y por entregas. Las entregas se publicarán los lunes, miércoles y viernes del mes en curso hasta completar el total de la primera historia.

📧Si lo deseas puedes dejar un mensaje en aixasanz.maria@gmail.com 


Primer dibujo del portafolios de Ryan

Segundo dibujo del portafolios de Ryan 


viernes, 15 de noviembre de 2024

LOS BUENOS. Historia n° 1 ~ 3


LA EMOCIÓN EN LA NOCHE de la buhardilla atraviesa las paredes y llega al corazón de Baltasara que duerme cómodamente en su cama (caliente y acolchada) cerca de la cocina. Despierta, presta atención,  se levanta, estira las patas, abre con el hocico la puerta entornada, y sube, sube y sube, asciende y asciende hasta los chicos, bostezando feliz. Llama a la puerta y es Ryan quien le abre. Se lanza sobre ellos, contentísima de verlos bien despiertos armando alboroto. Sabe que tendrá una tanda de juegos y caricias extra, para después quedarse dormida en su abrazo, mientras ellos siguen hablando de sus cosas hasta quedarse también dormidos. Bla, bla, bla. Guau, guau, guau. Zzz, zzz, zzz. Ryan ha anotado en un cuaderno las nueve propuestas. Y junto a un mueble de celebración, un buzón mágico, una sinfonía y una serie de acuarelas navideñas, como una sucesión de escenas ha escrito el signo de interrogación. “Creo que hay cuatro ideas que necesitan ser explicadas”, les indica a sus hermanos pasándoles el cuaderno abierto. Colin y Six observan con perplejidad como en las cinco restantes ha añadido un corazón al lado de las propuestas que le gustan, es decir: libro de recuerdos, arcón de libros y retrato familiar; y un NO junto a las que no, por no tacharlas directamente: hatillo de abrazos (por inmaterial) y estrella para el árbol (por poco original). Protestan: “¿Acaso  nuestra opinión no cuenta, Ryan?” “Claro que cuenta. De hecho es la única importante. La única que me interesa. Esto es sólo un esquema, para que vuestra elección sea más certera. Sólo pretendía echaros una mano, por ello, he señalado lo que no me parece idóneo. Si no estáis de acuerdo, ni caso.  Vosotros sois los que tenéis la última palabra. Son todas tan buenas, que lo que elijáis me parecerá no sólo correcto, también lo mejor”, les aclara Ryan. “¿Por qué?”, le pregunta Colin. “¿Por qué, qué?”, le responde Ryan. “¿Por qué no quieres participar, por qué te echas a un lado? ¿Lo encuentras demasiado infantil?”, le pregunta Colin mirándolo de hito a hito con su acostumbrada mirada serena y franca que desarma a Ryan. “No. Nada de eso. Estoy participando. Sólo he pensado que como la idea inicial ha sido de Six, que debe ser ella quien lleve la voz cantante", le responde Ryan. “Pues hermano, me parece a mí que quién quiere llevar la voz cantante eres tú. Pero bueno, es sólo una opinión. Sigamos que tenemos mucho trabajo por delante. A ver, Six, Ryan: ¿qué significa: un mueble de celebración, un buzón mágico, una sinfonía y una serie de acuarelas navideñas, como una sucesión de escenas?”, les pregunta Colin sonriendo de oreja a oreja con una sonrisa genuina, réplica de la que poseía su madre. Una sonrisa que borra al instante todo atisbo de tensión, toda mota de tristeza, todo aspecto desagradable de un plumazo. “A mí es a quién se le ocurrió lo de la sinfonía. Me refería a conseguir unas partituras de villancicos y, por ejemplo, enmarcarlas o grabarlas en madera…”, añade Colin, para aprobación de Six y Ryan. “Y a mí: lo del buzón mágico y lo de las acuarelas. Lo primero, es construir o conseguir un buzón donde se depositen las cartas de los habitantes de Joly Nice House dirigidas a Santa Claus, y a sus Majestades los Reyes Magos de Oriente. Sólo ésas. En cuanto a las acuarelas, podría pintar cuatro escenas navideñas para luego colgarlas por ejemplo en el árbol. Una escena por cada uno de nosotros. Ya sabéis, nosotros tres y Baltasara”, les explica Six. Para su regocijo, Ryan se queda boquiabierto, y Colin la abraza con entusiasmo, le guiña un ojo y levanta el pulgar en señal de aprobación. “Lo del mueble de celebración, ¿qué es? ¿Ha sido tuya la idea, Ryan?”, le pregunta Colin. “Ciertamente, aunque os debo confesar que lo dije sin pensar mucho. No tengo la menor idea de lo qué es", les confiesa para seguidamente echarse a reír. Baltasara le mira, les mira, la han despertado de su dulce sueño. Encuentra desternillándose a los tres como si no hubiese un mañana. Olisquea  a cada uno de ellos, comprobando que los espasmos que tienen son de broma. Al saber que sí, que sólo son consecuencia de las carcajadas, se acuesta panza arriba sobre el edredón de la cama de Six, para ya que están viva la virgen, al menos que le hagan cosquillas en la barriga. Puesto que es de las sensaciones que más le gustan del universo. Una sensación maravillosa. Six les llama la atención y en tromba se tiran sobre Baltasara. Son cuatro corazones felices en la noche. Cuando regresan del país de la risa, y retoman la tarea, quedándose pensativos un rato, es Colin quien dice en voz alta lo que los tres secretamente opinan: “Va a ser muy difícil deshacernos de tantas ideas excelentes, y solamente apostar por una.” “Verdaderamente, Colin", le confirma su hermano. “A no ser…”, deja caer Colin. “A  no ser, ¿qué? Colin, me estás poniendo muy nerviosa", casi grita Six. “A no ser que el mueble de celebración del que Ryan no tiene ni idea de lo qué es se convierta en un mueble de celebración de la Navidad. Un mueble con cajones en el que en cada cajón estén las otras ideas. Si no todas, las más. ¿Qué os parece?” les explica Colin. Atónitos se han quedado los otros dos. De piedra. Ryan reacciona: “¿cómo una cómoda, Colin?” “Sí, básicamente. Como una mini cómoda que se pueda transportar con facilidad, que no estorbe y que se pueda guardar para sacarla en cada Navidad. No debe de ser muy grande, en mi opinión. No debe de ser un armatoste, sólo una cajonera con cajones suficientes para contener en su interior nuestro proyecto”, le responde Colin. “Brillante, brillante”, opina Ryan. “Chachi. Entonces, hagámosla. Hagámoslo todo", sentencia Six.



LOS BUENOS. Historia n° 1 

(Los buenos: doce historias en construcción.)

© MARÍA AIXA SANZ, 2024 



** Estas leyendo LOS BUENOS, continuación de LOS DESPOSEÍDOS, en línea y por entregas. Las entregas se publicarán los lunes, miércoles y viernes del mes en curso hasta completar el total de la primera historia. 

📧Si lo deseas puedes dejar un mensaje en aixasanz.maria@gmail.com 


Cuaderno abierto de Ryan con la lista de ideas

miércoles, 13 de noviembre de 2024

LOS BUENOS. Historia n° 1 ~ 2


“EXACTAMENTE no sé cómo, ni la forma, ni el modo. No he tenido tiempo suficiente para pensarlo. A de ser cosa de los tres. Una idea de los tres. Por eso os lo he dicho ya. No hay tiempo que perder", les confía Six. “Cierto, no hay tiempo que perder “, coincide Colin. “¿En serio, un calendario de Adviento de chistes?”, le pregunta Ryan a Colin. No pudiendo aguantar más la risa. Ryan se desternilla sobre la cama de su hermana; y Six, sucumbe, y le acompaña tímidamente por no quedarse atrás. Sin embargo, unos segundos después deja de reír. Puesto que en verdad, la idea de Colin al oírla le ha parecido una genialidad. No entiende qué le sucede a Ryan. No comprende dónde está la gracia. “Mira si es buena la idea: qué te hace reír sin ni siquiera leer los chistes. Céntrate, Ryan. No seas infantil. Pareces un crío“, le espeta Colin, mirando a Six, diciéndole sin decir: “Lo que hay que aguantar”, mientras la chiquita levanta la vista al cielo, dándole la razón  a su hermano mediano. Colin decide redirigir la situación a la que la noche les ha abocado en la buhardilla, y le hace a Six una sugerencia: “Aunque no hayas podido pensar mucho en cómo llevarla a cabo, es una idea maravillosa, Six. Creo que deberíamos entre los tres, como tú muy bien has indicado, hacer una tormenta de ideas para ver qué se nos ocurre. ¿Te parece bien?" “¿Qué es una tormenta de ideas, Colin?”, le pregunta Six. “Pues ir diciendo en voz alta lo que se nos vaya ocurriendo. Dejar caer cada una de las ideas como cae la lluvia. Sin pensar mucho. Sin desarrollarlas. Y cuando se nos agoten las ideas, cuando termine la tormenta: valorar, escoger y apostar por una”, le explica Colin a Six. Unos segundos después tras estar sopesando la explicación de Colin, Six le hace una observación: “Entiendo, que la ganadora será la mejor.” “Por supuesto, no te quepa la menor duda", le responde Colin absolutamente seguro de sí mismo y complacido. “¿Debería ser algo que durase en el tiempo? ¿Quiero decir que continúe en la casa años y años, que no sólo sea para una Navidad? Lo digo para afinar las propuestas todavía más, para centrar el tiro”, les pregunta Ryan a sus hermanos, para sorpresa de estos. Al escuchar a Ryan, Six hace muecas de dolor, porque cada vez le cuesta más comprender a su hermano mayor: su modo de hablar académico; las frases que utiliza, qué  será eso de centrar el tiro; el modo en el que hila los pensamientos unos con otros; su risa a destiempo; incluso su voz estrangulada de hombre en ciernes. Pero no dice ni mu, no le pide que se lo explique mejor. Lo último que desea es parecer una ignorante. “¿Te refieres a si debe ser algo que sea perecedero o no?” , le pregunta Colin a Ryan. “¿Qué se pudra a los dos días como un pastel o un ramo de flores, Ryan?”, añade Six, sintiéndose listísima. Contenta porque al oír la pregunta de Colin, en un tris, ha entendido a Ryan, y veloz ha hecho su aportación. Para más satisfacción, Ryan la mira con su sonrisa luminosa y los ojos llenos de chispitas iguales a los de su padre, y dice: “Six no has podido dar más en el clavo. ¿Debe ser algo que se pudra o no? ¿Debemos partir de ese principio?” “Sí, creo que sí, Ryan. Es un buen punto de partida. El mejor. Gracias, Six", le indica Colin. Six, cree derretirse de orgullo. “Entonces cuando Six lo decida, puede comenzar la tormenta de ideas. Pero para hacerlo más emocionante que sea contrarreloj. Lo que se nos ocurra en cinco minutos.  Recordad: nada que se pudra. ¿Estáis de acuerdo?", grita con entusiasmo Colin, pasándole el cronómetro que utilizan cuando se desafían a carreras campo a través. “Lo estamos", responden todos al unísono. “A la de tres. Tres, dos, uno", brama Six presa de una alegría frenética poniendo en  marcha el crono. “Un libro de recuerdos. Cada uno de los habitantes de Joly Nice House podría escribir en él, un recuerdo sobre su mejor Navidad”, es la primera idea que surge de la tormenta. La segunda: “Un arcón de libros de Navidad para ser leídos durante las vacaciones de invierno.” “Un hatillo de abrazos. Los abrazos no se pudren. Se guardan en el corazón", es la tercera idea. La cuarta: “Un mueble de celebración.” “Un retrato familiar. Con todos. Que nos incluya por primera vez a  nosotros”, la quinta. “Una nueva estrella para el árbol”, la sexta. La séptima: “Un buzón mágico.” La octava: “Una sinfonía”. “Una serie de acuarelas navideñas, como una sucesión de escenas“, la novena. Entonces el cronómetro emite un zumbido, señal de que los cinco minutos han finalizado, y exhaustos los tres ahí  se detienen. Como si hubiesen corrido una media maratón en la noche. Colin, silba. “¡Buah! Somos lo más, hermanitos", dictamina. “Verdaderamente”, sentencia Ryan. Six aplaude, se levanta de la cama y baila por la buhardilla. “Y ahora a valorarlas para escoger, pues hay más de una que merece ser explicada al detalle", ordena Ryan. 




LOS BUENOS. Historia n° 1 

(Los buenos: doce historias en construcción.)

© MARÍA AIXA SANZ, 2024 


** Estas leyendo LOS BUENOS, continuación de LOS DESPOSEÍDOS, en línea y por entregas. Las entregas se publicarán los lunes, miércoles y viernes del mes en curso hasta completar el total de la primera historia.

📧Si lo deseas puedes dejar un mensaje en aixasanz.maria@gmail.com 

lunes, 11 de noviembre de 2024

LOS BUENOS. Historia n° 1 ~ 1



TODO COMIENZA lijando la cajonera. Bueno, no exactamente. En realidad comienza unas noches antes. Cuando la pequeña Six (mientras abre la cama y se mete debajo del edredón) advierte a sus hermanos de que lo correcto es hacer algo al respecto. Concretamente les dice: “Lo correcto sería hacer algo. No quedarnos aquí repantingados. Deberíamos hacer algo como modo de mostrar nuestro agradecimiento”. Colin (el mediano de los hermanos) la mira en primera instancia aturdido, tumbado en la cama a punto de quedarse profundamente dormido; para a continuación, al tomar conciencia de las palabras de Six, mirarla detenidamente, de hito a hito, presa de un interés súbito y creciente. Pues Colin es uno de esos seres que siempre está dispuesto a todo y disponible para todo, y más, si presiente que se trata de emprender un tipo nuevo de aventura. Es todo oídos y voluntad ante cualquier propuesta. Por su parte, Ryan (el mayor de los tres) que está alejado de los otros (no tanto física como mentalmente) sentado en su pupitre acabando una redacción sobre su última lectura antes de acostarse, se vuelve al reparar en que el silencio en el que estaba sumergida la buhardilla se ha roto. “¿De que estás hablando Six?”, le pregunta Ryan a su hermana. No sabe si ha oído bien, porque ciertamente le ha dado la impresión de haber escuchado unas palabras de alguien mucho más adulto. “Sí, ¿de qué estás hablando?”, subraya Colin, que al estar situado en mitad del campo de visión de los otros dos, le parece estar asistiendo a un partido de tenis. “¡Válgame el Señor! ¿No lo sabéis? ¿Ni siquiera habéis pensado en ello? Está clarísimo” , les responde Six con una teatralizada indignación. “No. No lo sabemos “, contestan los otros dos al unísono desconcertados. “A ver chicos, ¿qué fecha es?”, les pregunta Six sentándose en la cama. “Estamos a once de noviembre. A  mediados de mes”, responde Ryan. “¿Y qué significa que estemos casi a mitad de noviembre, a qué nos conduce?”, dice Six, empujándoles a pensar por sí solos, mientras realiza con los brazos y las manos aspavientos del que no se acaba de creer lo que está presenciando. “¡¿Qué?!”, le preguntan los otros, mirándose entre ellos, sintiéndose idiotas, pensando en qué momento su hermana ha crecido tanto para interpelarles de ese modo. “Pues que va a ser en unas semanas Navidad, y deberíamos mostrarle a la casa, nuestra casa ahora; y a nuestra nueva familia: agradecimiento. Deberíamos hacer algo. Aportar algo en Navidad y a la propia Navidad más allá de nuestra presencia. Deberíamos dar, no sólo recibir “, les explica Six, dejándolos atónitos y bobos. Jamás de los jamases, Ryan y Colin, se han sentido tan bobos. “¡Por Dios!, Six, ¿no habrás imaginado que hemos olvidado la Navidad? No seas ridícula. Es absurdo pensarlo, con lo que significa para nosotros. Si  crees que no nos acordamos de ella, te equivocas de extremo a extremo. Al menos, conmigo. Te diré más: estoy ideando un calendario de Adviento muy distinto a lo conocido, un calendario de chistes. Veinticuatro chistes, uno para cada día. Pero lo mantenía en secreto, porque era una sorpresa ”, le indica Colin, visiblemente molesto. “Lo que pasa es que todavía es pronto”, añade Ryan, asombrado por la ocurrencia de Colin, aguantándose la risa, sentándose a los pies de la cama de su hermana (toda rosa y roja, abochornada, aguantándose las lágrimas, como consecuencia de las palabras de Colin) excusándose de algún modo, sintiéndose culpable por no haber puesto (él, sí) suficiente atención al calendario. “¿Sabes qué ocurre Six? Seguro que a ti también te ha pasado: son tan agradables y bonitos nuestros días y nuestras noches aquí, en Joly Nice House, que el tiempo vuela”, le confiesa Ryan, y Colin asiente con la cabeza y apuntala la reflexión de su hermano con un: “Ciertamente, Ryan”. “Sí, a mí también me ocurre. Estáis disculpados”, les contesta modestamente Six, ruborizada en su interior puesto que es consciente de que ella la tiene en mente sólo desde hace dos días, cuando ayudó a Beatrice (la cocinera) a escribir la lista de los ingredientes de los dulces de Navidad que se han de encargar con semanas de antelación para que no falte ninguno llegado el momento. “Bien, ¿y qué tienes en mente pequeña?”, le pregunta Ryan, mientras le intenta provocar cosquillas en los pies a través del edredón. “Sí, qué tienes en mente Six, pues muy buena es tu idea hermanita. No sé qué haríamos sin ti", le dice Colin en tono conciliador. Verdaderamente, no soporta ver triste a Six. Le parece inaguantable. Lo más insoportable del planeta. Y Six sonríe en la noche, ante los ojos de sus hermanos, sintiéndose reinar en sus jóvenes corazones. 



LOS BUENOS. Historia n° 1 

(Los buenos: doce historias en construcción.)

© MARÍA AIXA SANZ, 2024 



** Acabas de leer en línea: la primera entrega de la primera historia de LOS BUENOS, continuación de LOS DESPOSEÍDOS. Las entregas se publicarán los lunes, miércoles y viernes del mes en curso hasta completar el total de la historia. 

📧Si lo deseas puedes dejar un mensaje en aixasanz.maria@gmail.com