LA EMOCIÓN EN LA NOCHE de la buhardilla atraviesa las paredes y llega al corazón de Baltasara que duerme cómodamente en su cama (caliente y acolchada) cerca de la cocina. Despierta, presta atención, se levanta, estira las patas, abre con el hocico la puerta entornada, y sube, sube y sube, asciende y asciende hasta los chicos, bostezando feliz. Llama a la puerta y es Ryan quien le abre. Se lanza sobre ellos, contentísima de verlos bien despiertos armando alboroto. Sabe que tendrá una tanda de juegos y caricias extra, para después quedarse dormida en su abrazo, mientras ellos siguen hablando de sus cosas hasta quedarse también dormidos. Bla, bla, bla. Guau, guau, guau. Zzz, zzz, zzz. Ryan ha anotado en un cuaderno las nueve propuestas. Y junto a un mueble de celebración, un buzón mágico, una sinfonía y una serie de acuarelas navideñas, como una sucesión de escenas ha escrito el signo de interrogación. “Creo que hay cuatro ideas que necesitan ser explicadas”, les indica a sus hermanos pasándoles el cuaderno abierto. Colin y Six observan con perplejidad como en las cinco restantes ha añadido un corazón al lado de las propuestas que le gustan, es decir: libro de recuerdos, arcón de libros y retrato familiar; y un NO junto a las que no, por no tacharlas directamente: hatillo de abrazos (por inmaterial) y estrella para el árbol (por poco original). Protestan: “¿Acaso nuestra opinión no cuenta, Ryan?” “Claro que cuenta. De hecho es la única importante. La única que me interesa. Esto es sólo un esquema, para que vuestra elección sea más certera. Sólo pretendía echaros una mano, por ello, he señalado lo que no me parece idóneo. Si no estáis de acuerdo, ni caso. Vosotros sois los que tenéis la última palabra. Son todas tan buenas, que lo que elijáis me parecerá no sólo correcto, también lo mejor”, les aclara Ryan. “¿Por qué?”, le pregunta Colin. “¿Por qué, qué?”, le responde Ryan. “¿Por qué no quieres participar, por qué te echas a un lado? ¿Lo encuentras demasiado infantil?”, le pregunta Colin mirándolo de hito a hito con su acostumbrada mirada serena y franca que desarma a Ryan. “No. Nada de eso. Estoy participando. Sólo he pensado que como la idea inicial ha sido de Six, que debe ser ella quien lleve la voz cantante", le responde Ryan. “Pues hermano, me parece a mí que quién quiere llevar la voz cantante eres tú. Pero bueno, es sólo una opinión. Sigamos que tenemos mucho trabajo por delante. A ver, Six, Ryan: ¿qué significa: un mueble de celebración, un buzón mágico, una sinfonía y una serie de acuarelas navideñas, como una sucesión de escenas?”, les pregunta Colin sonriendo de oreja a oreja con una sonrisa genuina, réplica de la que poseía su madre. Una sonrisa que borra al instante todo atisbo de tensión, toda mota de tristeza, todo aspecto desagradable de un plumazo. “A mí es a quién se le ocurrió lo de la sinfonía. Me refería a conseguir unas partituras de villancicos y, por ejemplo, enmarcarlas o grabarlas en madera…”, añade Colin, para aprobación de Six y Ryan. “Y a mí: lo del buzón mágico y lo de las acuarelas. Lo primero, es construir o conseguir un buzón donde se depositen las cartas de los habitantes de Joly Nice House dirigidas a Santa Claus, y a sus Majestades los Reyes Magos de Oriente. Sólo ésas. En cuanto a las acuarelas, podría pintar cuatro escenas navideñas para luego colgarlas por ejemplo en el árbol. Una escena por cada uno de nosotros. Ya sabéis, nosotros tres y Baltasara”, les explica Six. Para su regocijo, Ryan se queda boquiabierto, y Colin la abraza con entusiasmo, le guiña un ojo y levanta el pulgar en señal de aprobación. “Lo del mueble de celebración, ¿qué es? ¿Ha sido tuya la idea, Ryan?”, le pregunta Colin. “Ciertamente, aunque os debo confesar que lo dije sin pensar mucho. No tengo la menor idea de lo qué es", les confiesa para seguidamente echarse a reír. Baltasara le mira, les mira, la han despertado de su dulce sueño. Encuentra desternillándose a los tres como si no hubiese un mañana. Olisquea a cada uno de ellos, comprobando que los espasmos que tienen son de broma. Al saber que sí, que sólo son consecuencia de las carcajadas, se acuesta panza arriba sobre el edredón de la cama de Six, para ya que están viva la virgen, al menos que le hagan cosquillas en la barriga. Puesto que es de las sensaciones que más le gustan del universo. Una sensación maravillosa. Six les llama la atención y en tromba se tiran sobre Baltasara. Son cuatro corazones felices en la noche. Cuando regresan del país de la risa, y retoman la tarea, quedándose pensativos un rato, es Colin quien dice en voz alta lo que los tres secretamente opinan: “Va a ser muy difícil deshacernos de tantas ideas excelentes, y solamente apostar por una.” “Verdaderamente, Colin", le confirma su hermano. “A no ser…”, deja caer Colin. “A no ser, ¿qué? Colin, me estás poniendo muy nerviosa", casi grita Six. “A no ser que el mueble de celebración del que Ryan no tiene ni idea de lo qué es se convierta en un mueble de celebración de la Navidad. Un mueble con cajones en el que en cada cajón estén las otras ideas. Si no todas, las más. ¿Qué os parece?” les explica Colin. Atónitos se han quedado los otros dos. De piedra. Ryan reacciona: “¿cómo una cómoda, Colin?” “Sí, básicamente. Como una mini cómoda que se pueda transportar con facilidad, que no estorbe y que se pueda guardar para sacarla en cada Navidad. No debe de ser muy grande, en mi opinión. No debe de ser un armatoste, sólo una cajonera con cajones suficientes para contener en su interior nuestro proyecto”, le responde Colin. “Brillante, brillante”, opina Ryan. “Chachi. Entonces, hagámosla. Hagámoslo todo", sentencia Six.
LOS BUENOS. Historia n° 1
(Los buenos: doce historias en construcción.)
© MARÍA AIXA SANZ, 2024
** Estas leyendo LOS BUENOS, continuación de LOS DESPOSEÍDOS, en línea y por entregas. Las entregas se publicarán los lunes, miércoles y viernes del mes en curso hasta completar el total de la primera historia.
📧Si lo deseas puedes dejar un mensaje en aixasanz.maria@gmail.com
Cuaderno abierto de Ryan con la lista de ideas |