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lunes, 27 de septiembre de 2021

DE LLEGAR ~ EPISTOLARIO DEL 21 ✒📮



Mi muy querida Alison: 


¡Qué alegría saber de ti! Al igual que tú ando enredando con los bulbos para la próxima temporada. Tuve el otro día un flechazo de tal calibre con los tulipanes Ice Cream, que sé que ya no puedo vivir sin ellos. Reirás, lo sé. Los que son iguales se reconocen entre ellos. Me apena que el verano haya sido para ti más agotador de lo que en principio esperabas y que ello te haya restado fuerzas y tiempo, como me alegra saberte contenta con la llegada del otoño. Me entusiasma la brillante idea que tuvisteis de construir (dentro de vuestro propio jardín) una casita de madera de dimensiones reducidísimas, para ver la lluvia caer (sentados en el interior) con las puertas abiertas de par en par, durante los meses de estío; y, que ese y no otro, haya sido el lugar protagonista de los momentos más especiales que acompañarán para siempre vuestro recuerdo del verano del veintiuno. Te hubiese preguntado el porqué de la construcción en esta carta. Pero te adelantaste, una vez más, aportando imágenes a una narración profusa en detalles, sincera en el sentido, bella en la forma. Qué ser más magnífico eres, Alison. Generosa, bondadosa, honesta. Para mí es una fortuna tenerte como amiga. Contarte que mi verano, nuestro verano, ha sido mejor de lo esperado. Se comportó con benevolencia e incluso nos dejó (a Alberto y a mí) semanas de una dicha sin igual, por inesperada y placentera. Y, ahora, ya instalados en el noveno mes del año, en estas semanas de vida real, de gloriosas rutinas, confieso estar poniéndome las botas con los preparativos del otoño. No me refiero sólo a la decoración, ni al mantel para disfrutar de una mesa bien puesta, ni siquiera al delicado menaje escogido adrede para esta época. Hablo de la maravillosa dulzura y abundancia de este tiempo de cosecha. Puesto que, querida mía, ¿hay algo más reconfortante que al entrar en la tiendecita de comestibles, ver cómo relucen los estantes llenos de higos secos, avellanas, nueces, castañas, granadas, calabazas y manzanas? ¿Existe algo más emocionante que escogerlos con mimo para llevártelos a casa, y una vez en ella, colocarlos en cestos y botes de cristal para preparar tartas o fuentecitas improvisadas con las que acompañar el postre en la mesa, al abrigo de la luz de la vela que prende confiada en el candelabro, bajo la atenta mirada del hombre al que amas y te ama, de su sonrisa, complicidad y verdad? No. No lo hay; al menos, en La Madriguera. Me figuro mi querida Alison que experimentas sensaciones muy parecidas a las mías en tu hogar de Irlanda. Lo intuyo porque te conozco y porque tengo pruebas de ello, como botón de muestra, la leyenda de la tarjeta que adjuntaste a tu carta: “Si estás donde quieres estar, si se te escapan sonrisas al caminar, si ves belleza en los detalles, si miras y te miran a los ojos, llegaste.” Me conmovió de tal manera su certera inscripción que salí (te confieso) disparada a comprar un marco para enmarcarla y que el paso del tiempo no la deteriore, pues quiero colgarla en el porche de La Madriguera. Al leer lo escrito en ella, tuve nítida conciencia de que como tú, yo también he llegado. Saberlo me alegró enormemente. Me dejó como pocas cosas suelen hacerlo satisfecha con ese grado de satisfacción que llega tras mucho esfuerzo, después de haberte aplicado con disciplina, fe y trabajo durante tiempo. Sí, mi estimada Alison, he llegado agradecida con la bendición de Dios al futuro de fe y esplendor que en el pasado no era del todo consciente de desear tanto, y que en la actualidad, culmina mis expectativas de una vida sencilla y plena. Sé que si hay alguien en este planeta que me comprende esa persona eres tú. Muchísimas son nuestras afinidades y muy parecido es nuestro estilo de vida o la forma en que entendemos en como la actitud y la luz que poseemos en nuestro interior (y que no deja de alumbrarnos) determina una buena vida en este mundo a pesar de su cara B.


Me despido por hoy, con un enorme abrazo. Feliz otoño,  Alison. Te guardo siempre en el corazón. 


María Aixa Sanz 

(La Madriguera, 27 de Septiembre de 2021 )