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miércoles, 6 de enero de 2021

LO QUE DEBERÍA SER SIEMPRE ~ Epistolario del 21 ✒📮


Mi querida Clarence de Des Moines, Iowa:

Voy a responderte lejos de todo consejo y sólo estrictamente desde mis vivencias, desde mi realidad y verdad, desde mi experiencia, dejando de lado las florituras de lo romántico y la sinrazón de lo pasajero. Para mí el amor es (y lo debería ser siempre) todo aquello que amplía y ensancha nuestros límites como individuos y nos completa con nobleza como personas. Es decir, todo lo que nos permite crecer y nos hace mejores. En mi caso, es amor: aprender del hombre al que amo y me ama para que mi saber sea más amplio, leer de su pila de libros para que mi existencia se nutra desde otras perspectivas e historias, ver el mundo a través de sus ojos para confrontarlo con mis propias opiniones y visión; también es amor, obviamente, nuestra íntima y necesaria horizontalidad para sentirme en sus brazos más viva que nunca y en su abrazo en mi hogar. También es verdad querida Clarence que todo esto es algo que sólo se aprende con la edad. Es entonces aprendida la lección de lo que debe ser el amor cuando te das cuenta de que (sin que tú fueses verdaderamente consciente) el Universo, Dios, las estrellas han hecho que encuentres a la persona adecuada porque con ella ha llegado a tu vida la calma. Puesto que el amor también es calma; y fuera de esa calma sólo existe la apatía de lo efervescente formando un gran equipo con el desasosiego. Personalmente, querida mía, creo que el hombre al que amo y me ama es perfecto para mí. Lo que significa que el amor hecho hombre en mi caso sólo puede ser él o no es ni será. A estas alturas de la vida sé que no podría amar, tener como partenaire de la vida, a alguien que no fuese también un contador de historias. Sé que has de alejarte de los hombres que no consiguen mantener encendida una hoguera y de los que no tienen historias por contar. Te escribo todo esto, mi queridísima amiga, sentada en mi escritorio en La Madriguera bajo la atenta mirada de mi amado amor. Las mañanas las dedico a entrenar para de ese modo un día poder caminar con soltura (me falta todavía para recuperarme del accidente que sufrí hace ahora un año) y por las tardes escribo o leo junto a él cuando regresa de grabar y contar. Estos días gélidos e invernales en los que los dos andamos resfriados (yo con un “achís" en sesión continua y él afónico) me acurruco en el hueco de su cuerpo frente a la chimenea que él tan sabiamente alimenta y leo novelas de su pila de libros y nada me falta pues lo tengo todo con Alberto. Ahora mismo estoy con ‘Siete años' de Peter Stamm, tras terminar también de su pila: 'Los amnésicos' de Géraldine Schwarz y 'Stella' de Takis Würger; porque en su compañía he aprendido que leer juntos también es una forma de amar. 


Deseo que mis reflexiones te ayuden a encontrar las respuestas para tu propio caminar. 

Te adoro.

María Aixa Sanz 

(La Madriguera,  6 de Enero de 2021 )