«Ir desde ―hacia― es la
historia de cada uno de nosotros.»
―Henry David Thoreau―
En su día Henry David
Thoreau dijo algo tan razonable y certero como que ir desde ―hacia― es la
historia de cada uno de nosotros. Resumió la vida de ese modo. De manera que
como vivir exige responsabilidad, puesto que cada uno de nuestros actos tiene
consecuencias, escoger ese “hacia” correctamente es asunto más que importante.
Ya que de conseguir o no ese “hacia” dependerá alcanzar la plenitud en la vida
o no. Por ese “hacia” nos convertiremos en seres plenos y serenos, felices, o
por el contrario, en seres frustrados y desgraciados. Y del mismo modo cómo al
sentir gozo y satisfacción por haber alcanzado tu "hacia" te traslada
a habitar un paraje lleno de dicha y buenos propósitos; cuando uno ve con sus
propios ojos cómo su "hacia" cada día que pasa está más lejos y que
erró al escogerlo, ―porque quizás no calibró bien cómo debía actuar y
comportarse para lograr su fin o porque tal vez no se ha esforzado suficiente―
convierte su existencia y la de los que le rodean en un páramo de frustración.
Si algo he aprendido de mis experiencias es que del mismo modo como uno debe
tener los pies en el suelo para dibujar el “hacia” al que quiere dirigirse,
debe también tener altura de miras para si ese “hacia” se torna un imposible
dejarlo correr, para poder de ese modo, encontrar un poco de paz dentro del
fracaso al que uno ha abocado su vida, pero sobre todo para no hacerle daño a
nadie, porque nadie salvo uno mismo es el culpable de haber errado al escoger
su “hacia”. Evidentemente al escoger un “hacia” se renuncia a otros muchos
caminos. Escoger algo siempre es desechar y sacrificar otras posibilidades, por
eso hay que tener mucho tino y cabeza a la hora de ejercitar tu derecho a
elegir, para no ser uno de esos descabezados que creen que en la vida se puede
tener todo. Puesto que eso dista mucho de la realidad. Es del todo factible en
la realidad conseguir tu “hacia” particular, pero pensar que se puede tener
todo es en sí un despropósito. Por tanto, hay que encaminarse siempre hacia los
“hacias” que en verdad reforzaran y harán sobresalir tu individualidad sobre la
multitud. Yo lo he hecho. Quise ir hacia mis “hacias” y con cuarenta y cuatro
años puedo decir que hace tiempo que llegué a ellos. Y a fecha de hoy no
ambiciono nada más, que no pueda ambicionar otro mortal, es decir, salud para
mí y los míos. Vivo en mis “hacias”. Desde que era una niña decidí con
humildad, esfuerzo, entrega y pasión dirigirme hacia mi “hacia” particular que
es mi oficio como escritora y novelista, es decir, como contadora de historias,
y luego ya de adulta fijé mi "hacia" más íntimo y personal cuando
Alberto y yo decidimos, ―unos pocos segundos después de conocernos―, nuestro futuro juntos como pareja en un para siempre. Por eso sé que es
importante elegir bien los “hacias” porque al fin y al cabo el “hacia” se convertirá
en toda una vida. Y si erramos en la elección, el Universo siempre conspirara
en nuestra contra y ese “hacia” se encontrará cada vez más lejos de nosotros,
hasta difuminarse en el horizonte, y, entonces el único “hacia” que en verdad
tendremos será el de la frustración y el del fracaso. Yo no le deseo a nadie
una vida enterrada en la frustración, ni en el fracaso; por ello, lectores míos, si en algún momento notáis que vuestro “hacia” a cada hora que pasa se parece
más a un imposible que a otra cosa, deteneos, no os contéis el cuento de que
todo el mundo conquista sus sueños porque no es cierto, los sueños se
conquistan más pronto que tarde y si pasa el tiempo y se aleja el sueño y el
“hacia”, más vale por vuestro bienestar que lo dejéis correr y asumáis que
errasteis. Porque sólo de ese modo podréis vivir de una vez por todas en paz,
dejando correr de una vez por todas, el agua que no habéis podido beber, puesto
que eso es ser además de inteligentes, honestos con vosotros mismos.
Besos y abrazos a tod@s.
María Aixa Sanz