«La mente es un paisaje
que atravesar caminando.»
―Rebecca Solnit―
Largo viaje es esté en el
que yo me hallo, el de querer vivir a través de la razón y la sabiduría y no
sólo a través de las emociones, el de querer vivir la vida desde el interior al
exterior y no del exterior al interior. En él he descubierto que todo lo que
necesitas está en ti, que dentro de ti están todas las riquezas que necesitas
para vivir una vida lo más plena posible, que dentro de ti se hallan todos los
caminos para llegar adónde tú desees. El primer paso es saber desconectar para
conectar contigo misma, un estadio al que se llega con mayor facilidad cuanto
más te adentras en el viaje de dotar a tu mente de la fortaleza suficiente para
que así a la hora de gestionar el día a día de tus sentimientos y emociones
halles los recursos para hacerlo en tu interior. El segundo paso es el de
saberte poseedora de un principio transformador: «si yo estoy bien, si dentro de mí hay
armonía y felicidad lo que brotara de mí siempre será la mejor versión de mí
misma». El tercer paso es conocer lo que desconocías:
cuando comencé este viaje desconocía la magnitud de mi fortaleza mental,
desconocía que sí tú cambias todo a tu alrededor cambia, desconocía de lo mucho
que se puede llegar a prescindir, desconocía de cuán relevante es tomar
conciencia de lo prescindible y finito que tú también eres, desconocía que no
tratarnos con tanta dureza a nosotros mismos es beneficioso, desconocía cuánta
felicidad hay en simplificar, desconocía cuánto amor y bondad puede albergar mi
corazón, desconocía que lo trascendente es nuestra mente y nuestra actitud y no
el cuerpo en el que vivimos. Así que, a fecha de hoy, y después de muchísimo
tiempo y trabajo, ―tras haber hechos míos estos tres pasos―, me encuentro en el
punto donde comprendes que estos hechos nos son palabrería, y, cuando en verdad
comprendes que lo estás viviendo en primera persona, que es así cómo te sientes
y cómo sientes, la sabiduría ya está en ti. Y, ahora, sé que lo que vive en mí,
es decir, la fortaleza de mi mente, la sabiduría adquirida y lo que está en mi
corazón, nadie puede arrebatármelo. Lo que forma parte de mí, de mi interior es
mío, no depende de nada externo; por tanto, siempre sabré que camino andar para
llegar. Y al ser consciente de ello, debo decir, que he conocido el verdadero
sabor de la libertad. ¿Y por qué, lectores míos, os lo cuento? Pues porque
muchos han sido los viajes que he emprendido y finalizado con satisfacción;
pero quizás es este, el viaje más valioso de mi existencia, el que me debía,
―ya que todos nos debemos algo―, el que me lleva definitivamente a mí misma, en
el que desconectar para conectar es todo lo que se necesita.
Besos y abrazos a tod@s.
María Aixa Sanz