.

lunes, 3 de enero de 2022

3 de Enero ~ Diario del discurrir ✒☀️👣🌬


“Empieza como quieres continuar, y continúa como empezaste, y deja que el Señor sea todo en todo para ti”. Con este consejo de Charles H. Spurgeon comencé hace doce meses mi nueva vida y, también, estos diarios. Hoy, en uno de ellos, concretamente en el diario del discurrir (obviando mi propia regla de comenzar mes en el diario natural) estreno mes y año con la que será mi primera entrada. En él empiezo el segundo año de los diarios, y el dos mil veintidós de la civilización cristiana. La elección del diario del discurrir obedece al deseo de querer contar la Navidad, antes de adentrarme en el diario natural con las reflexiones que surgen del camino y de la vida afuera en el exterior. Vivir la Navidad con entusiasmo, disfrutar de la desconexión y la falta de horarios de las vacaciones de invierno, y ser una buena anfitriona para hacer sentirse a todos a gusto e importantes, me ha mantenido alejada de la página en blanco. Sinceramente, no he parado quieta. Y no exagero al subrayar que no he tenido ni tiempo ni espacio para sentarme y escribir. No obstante, fui anotando frases sueltas a lo largo de los días en una nota del teléfono (que estoy consultando en este exacto momento) y que titulé: "Días de Navidad". Se dibuja una sonrisa en mi rostro al recordar como cada vez que abocaba en ella de manera rápida hechos y pensamientos de una claridad asombrosa (para a continuación sumergirme de nuevo en el trajín y en la magia de la Navidad) me sentía reconfortada al pensar cómo disfrutaría escribiendo sobre ellos cuando la calma de la rutina regresase a mis días. Ahora, ya instalada de nuevo en la tarde serena de La Madriguera, con tiempo y espacio para escribir, sé que si de algo he de dar cuenta de esta Navidad es de la magia que he hallado en su interior. Las bendiciones y las bondades que Dios me ha ido ofreciendo en estos días han llegado a mí a través de momentos realmente mágicos que me han emocionado como nunca antes. Ser testigo de la magia que habita mi existencia es lo que ha convertido esta Navidad en una Navidad sin punto de comparación. Y, el ser absolutamente consciente de estar viviendo instantes tan especiales, me ha dado de nuevo la medida de lo afortunada que soy. De la fortuna que es estar vivo y sentirse vivo. Así que de preguntarme alguien por estas Navidades, le diría que han sido en verdad mágicas y emocionantes, y que estoy profundamente agradecida por la fortuna que ha sido vivirlas. Pero para contar bien, debo situarme en la antesala de la Navidad, es decir, en los días previos, para después seguir sobre todo con el día de Nochebuena, y horas después, con el ínterin que va desde ese día a año nuevo. Muy probablemente pasaré buena parte de enero escribiendo sobre la Navidad. ¡Cómo me agrada la idea! Pues soy de las personas a las que les apena su fin. Escribir será mi forma de alargar la época más maravillosa del año. 

》Lunes, veinte de diciembre. A cuatro tardes de la víspera de Navidad, con el calendario de Adviento con veinte de sus cajoncitos abiertos, con los regalos en el cesto de Don Farol a la espera de ser repartidos por Santa, con los manteles y servilletas planchados y doblados cuidadosamente, y las velas en los candelabros preparadas para alumbrar la noche más bonita del año, La Madriguera está bella en su quietud, mientras yo escribo en una nota en vez de en uno de mis diarios. Escribir siempre. No contar todo. Dejar siempre un hilo enhebrado del que poder tirar. Ese hilo será estas anotaciones rápidas, vividas y sinceras, porque lo cierto es que me falta la serenidad y el tiempo para sentarme a escribir. Tengo el cuerpo de vacaciones. Anoche, durmiendo, estalló en mí el espíritu relajado de la Navidad y esta mañana al caminar era como caminar por su interior. La climatología y el ambiente son de Navidad. Todo es calma. Todo es luz. Mañana será el primer día de invierno, el día más corto del año. Y que el invierno llegue en mitad de los días vibrantes, excitantes, ajetreados y alegres de la Navidad es la mejor manera de arribar. Es lo que pienso, mientras mi oído atiende a las voces animadas de los seres que habitan el jardín. Está en mí el convencimiento de que este invierno será el mejor preámbulo que cualquier primavera puede desear. Y mi mano, súbitamente, como guiada por el amor de más de dos mil años, escribe en un acto lleno de fe, con la certeza de quien confía su vida a Dios: “Tengan su corazón en paz con Cristo, y él los visitará con frecuencia, y así convertirá los días de la semana en domingos, las comidas en sacramentos, los hogares en templos y la tierra en el cielo”. Charles H. Spurgeon.《

Termino la primera entrada del año y del mes con otra reflexión de Charles H. Spurgeon. Dejo de escribir en este punto, con la promesa de que con las horas, el próximo lunes, o, igual antes, quizás mañana, o tal vez, el día de Reyes, proseguiré con el día de Nochebuena. Con la promesa de contar siempre. De contar, amar y VIVIR en mayúsculas y siempre; y por supuestísimo, de caminar como en todo con la bendición de Dios. Te prometo caminarte, veintidós. Bien hallada en ti. ¡Vamos!


María Aixa Sanz 

(La Madriguera, 3 de Enero de 2022 )