«Siempre hay flores
para el que desea verlas.»
―Henri Matisse―
En algunas contadas
ocasiones aparecen seres en la existencia de uno que te hacen el más grandioso de los obsequios: te regalan
una vida.
Te hacen el regalo como quién regala el más silvestre ramo de flores. Pues no hay flores más naturales ni más honestas ni
menos artificiosas que las silvestres.
Llega alguien y te regala una vida que tú para nada hubieses
vivido a no ser por él o ella. Con el regalo te muestran los bordes y el
contenido de un continente muy distinto al tuyo propio, al que tú habitas. Es
sólo entonces cuando el ser humano crece
como persona. Cuando decide vivir esa nueva vida y vivirla como lo que es, como
la más hermosa de las ofrendas, como la más enriquecedora de las experiencias.
Nuna llegó a mi vida con dos meses de edad, el veintidós de febrero de 2014, era
del tamaño de un jarrón, sí, ya sabía que sería una hermosa schnauzer gigante. Pero no imaginé o no
reparé por aquel entonces en la verdadera dimensión del adjetivo GIGANTE y eso
es lo que ha resultado ser.
Una perra de tamaño gigante, con sus cincuenta kilos y sus
más de setenta centímetros de altura en la cruz.
De bondad gigante.
De entrega gigante.
De lealtad gigante.
De ganas de jugar gigantes.
De apetito gigante.
De obstinación gigante.
Y, por supuesto, de amor gigante.
De obstinación gigante.
Y, por supuesto, de amor gigante.
Como gigante ha sido la vida que me ha regalado. Nuna con
sus enormes patas, sus pasos decididos y su tenacidad a prueba de bombas ha
hecho que yo descubra una vida animal non-stop llena de gratitud y ternura, compuesta de instantes únicos, felices, tercos y divertidos, plagados de descubrimientos, que sin ella, jamás habría podido atesorar como míos. También por ella y con ella mi paciencia y mi generosidad se han vuelto gigantes. Puedo imaginar lo qué estáis pensando, pero por eso me adelanto y os respondo: No. Os
lo digo en mayúsculas: NO, NO ME QUITA TIEMPO. NO TE RESTAN TIEMPO SINO QUE TE
REGALAN UNA VIDA para disfrutarla juntos.
Y eso mismo que a mí me ha pasado con Nuna, como a otras
muchísimas personas les ha pasado con otros seres de cuatro patas. También,
cómo no, puede sucederte al conocer a una persona cuya forma de estar en el
mundo, su personalidad y su carácter sean completamente distintos al tuyo y que
con su vitalidad te haga salir de tu zona de confort y mostrarte un mundo nuevo.
Haciéndote pensar y ver que hay vida más allá de los límites de tu propia
existencia. Si estás leyendo esto querido lector, pregúntate si en los últimos
meses te ha ocurrido algo así, si alguien ha llamado a tu puerta y se ha colado
en tu día a día sin esperarlo y te ha dado lo mejor que podía darte, es decir,
si te ha regalado una vida. Sí, es que sí, no lo dudes ni un segundo: eres un
ser muy pero que muy afortunado. Pues quien regala una vida lo hace de corazón, sin reparar en gastos, sin escatimar ni en cariño ni en afecto, y al hacerte ese regalo que va a engrandecerte como ser
humano también te invita a que tú a su vez hagas lo propio. No dudéis jamás ni
en despreciar la vida que otro ser vivo os regala ni en regalar vida, ya que el Universo
os lo devolverá con creces. Tenéis mi palabra.
Así pues, ahí va mi deseo para todos: ¡Ojalá vuestro existir, queridos lectores, esté repleto de encuentros inesperados que os regalen una vida!
¡Ojalá os sea dada semejante suerte!
Besos y abrazos a tod@s.
María Aixa Sanz