Berlín, 29 de enero de 2020
El Universo te desea contadora de historias, te quiere trajinando con palabras a tiempo completo. Y el tiempo que te resta te anhela conmigo. Y lo hace desesperadamente. Lo sé yo. Lo sabes tú. Deberías comprender entonces que ante tal panorama poco margen te queda para elegir y más teniendo en cuenta que somos marionetas en manos del destino, quizás para nuestro bien. De modo que regresa, regresa ya, deja todo lo que estés haciendo de una. Sé que estas cartas van minando tu capacidad de resistencia, te conozco lo suficiente para verte desde aquí flaquear. Te sé meditando seriamente en volver a dejarlo todo de nuevo por mí. Ambos sabemos que lo harás, que tu silencio sólo es una postura, las más de las horas, ridícula. Estás ahí regodeándote ante este cortejo. No me equivoco al pensar que estás feliz y sonriendo todo el rato. Va, regresa. No alargues más la llegada a tu destino. No seas puñetera. En unas semanas va a comenzar la Berlinale y te necesito aquí con lo que este festival representa para nosotros, con el jugo que siempre le hemos sacado. Lo pensaba hoy mismo mientras estaba en la presentación de la edición de este año. Te necesito. Sabes que no soporto ver películas sin ti. Tú me sabes, conoces mis gustos, intuyes antes que yo mismo si una película me va a gustar o por el contrario me pondrá nervioso. Conoces mis filias y mis fobias. Además no es comparable ver cine por muy a gusto que se esté junto a colegas, por mucha alfombra roja y glamour, a hacerlo querida mía contigo acostumbrado como me tienes a ver infinidad de películas, la mayoría de ellas, en la intimidad de nuestras noches medio desnudos, entrelazados, bajo las mantas mientras tú comes manzanas y chocolate y yo me aferro a ti, y beso tu nuca y huelo tu piel, y me sé el protagonista de la única historia que en verdad me importa. Estoy tan en paz al estar pegado a ti que muchas de las veces pierdo el hilo de la película que estamos viendo y aunque sé que lo sabes, nunca jamás me lo reprochas, ni siquiera lo mentas, porque sé que para ti, como para mí, lo trascendente es ese estar juntos compartiendo vida. Ese estar piel con piel. Tengo ganas de que estés aquí y que vuelvas a recordarme con tus besos esas partes de mí que son tu debilidad y que despiertan tu pasión: mi cuello, mis manos, mis labios… Necesito que me recuerdes por qué soy un hombre atractivo. Necesito que hagas eso que sólo puede hacer quien te ama de verdad con el corazón y con ese otro órgano que es la pasión y que aun inexistente mueve nuestra sangre y nuestras horas; necesito que me hagas sentir único , que me rescates de la uniformidad del ser humano. Necesito sentir tus labios de fresa sobre mí , lo antes posible, necesito aislarme contigo y qué demonios estar juntos en cuarentena mientras el mundo decide si está sujeto o no a una pandemia de intereses creados. Te envío la presente con la fuerza del retorno. Vas a volver, querida mía. Eres mi certeza.
El berlinés.