«Hay
que caminar como un camello,
del que se dice es la única bestia que rumia
mientras anda.»
—Henry
David Thoreau—
Lo que tiene la edad
paradójicamente es que tal como vas perdiendo vista aumenta tu habilidad y
aptitud para ver. Lo ves todo con una clarividencia que te deja como poco
perpleja. Ves cada matiz, cada requiebro, cada tonalidad. Tanto de los seres
vivos como de los recuerdos yacentes y dormidos. No se escapa del filtro que
otorga la experiencia acumulada durante años, ni las personas, ni la naturaleza, ni los animales, ni
las cosas. Todo, absolutamente todo, tiene que enfrentarse a la sabiduría que
ha apresado tu mirada. Pues si bien tu vista no es capaz de leer una letra
de tamaño pequeño o minúsculo sí que tu mirada es capaz de ver lo que en otras
épocas no le fue posible. Y ante tal hecho el asombro es tal que no puedes dejar
de pensar que has alcanzado otro nivel, que has obtenido un gran logro. Y con
esa mirada nueva, con esa habilidad para ver lo que antes no veías, puedes
vislumbrar con claridad, y ya que estás comprender cómo de trascendental es saber detenerse a tiempo cuando uno ya ha conquistado la cumbre, puesto que de lo contrario, de seguir adelante lo
único que se va a conseguir es una caída en picado que se llevará por delante el
prestigio obtenido con tanto ahínco y esfuerzo. Sí, lo que tiene la edad es que te da las armas para ver el ridículo
en los otros y en ti, por ello puedes librarte de él. Porque nada hay peor que
el ridículo cuando uno tiene ya una edad. Del mismo modo como en la juventud
todo es perdonable, el ridículo cuando se tiene una edad es doble ridículo. Así que lo que tiene la edad es que la edad en sí es el mejor de los regalos. Sólo
hay que ir cumpliendo años para saber que lo que estoy relatando en estas líneas no es ninguna sandez. Por eso, cuando llegan los cumpleaños en mi deseo siempre está cumplir muchos más y hacerlo con
coherencia y honestidad. Por tanto, os deseo tres cuartos de lo mismo a todos
vosotros, lectores míos. Cuando cumpláis años no deseéis nada más para vosotros que ser quienes
sois en realidad. Jamás os engañéis a
vosotros mismos, sed honrados siempre con vuestro yo más íntimo, ya que es la única forma de vivir en paz.
Besos y abrazos a tod@s.
María Aixa Sanz