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martes, 24 de mayo de 2016

Y SI HABLAMOS DE SUEÑOS


Me gusta diferenciar los sueños a secas o de relleno como yo los llamo, de los sueños verdaderos. Si te detienes a pensar un momento entre la diferencia entre unos y otros compruebas que es bastante grande. ¿Vosotros qué creéis? Ahora os expongo mi opinión y luego cada uno de vosotros que saque sus propias conclusiones. Al fin y al cabo, en SOME VELVET MORNING nos da bastante por reflexionar. De modo que hoy he pensando en hablar de los sueños. Los sueños a secas o de relleno son esos sueños que son más utopía que realidad; son esos sueños que se deslizan cuando estamos despiertos e imaginas por ejemplo: qué harías si te tocase una cantidad exorbitante de euros en la lotería; o cómo sería pertenecer a la familia Grimaldi y ser princesa por un día en Mónaco; o tener una inmensa playa para ti solo; es decir, para mí esa clase de sueños son sueños para pasar el rato, porque por mucho que te distraigan una parte de ti es totalmente consciente de que no se van a cumplir jamás y la probabilidad de que se materialicen es tan remota que te entra la risa al pensarlo. Creo que los sueños a secas o de relleno son sueños de sala de espera que se utilizan para matar el tiempo o como tubo de escape. Eso es todo. Luego está la vida, que siempre se impone, con sus sueños verdaderos, que son aquellos en que uno pone toda su energía, voluntad, empeño, trabajo, esfuerzo y todas sus ganas para que se hagan realidad, por ello acaban cumpliéndose, a diferencia de los otros. Creo que cuando tienes un sueño verdadero el destino pone los instrumentos en tus manos para que tú acabes convirtiendo el sueño en una realidad. Ya que los sueños verdaderos necesitan mucho de ti. El destino te pone a prueba, y hace que veas con tus propios ojos si tu sueño era verdadero o no. Si estabas de broma o no. Si ibas en serio o no. Tú eres quien responde a esa cuestión. A riesgo de repetirme, vuelvo a decirlo: creo que los sueños si no son realmente verdaderos no se cumplen. Porque creo en lo verdadero, y pienso que lo que no es verdadero acaba evaporándose, acaba más pronto que tarde destapándose como una farsa. Como pasa con el amor, el amor verdadero es el que dura, el amor verdadero es el que los dos crecen juntos a la par cogidos de la mano con un mismo objetivo, con una misma forma de entender la vida. Lo que no es verdadero es como el relleno que va dentro de las cajas para que el objeto real no se rompa. De ahí el nombre que le pongo yo a los sueños que no son, y al amor que no es. Sí, con relleno me refiero al clásico plástico de burbujas de embalar. Y ya se sabe qué pasa con las burbujas; cuando explotan ya no sirven para nada. Pues eso… Deseo que vuestra vida esté plagada de verdad.


Besos y abrazos a tod@s.
María Aixa Sanz