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martes, 9 de agosto de 2022

9 de Agosto ~ Diario natural 🌳🍃🍀🌾



En el Condado de Trafegar existe una población donde al fondo de su calle principal se encuentra, en un edificio de arenisca amarilla, una panadería pastelería en la que en su porche sirven todo tipo de tés helados llegado el verano. La costumbre para los transeúntes siempre suele ser la misma: sentarse con una enorme porción escogida con atino de su variada carta de tartas y un buen vaso de té al punto de congelación. Para muchos es parada obligatoria, que con gusto se asume, con tal de coger fuerzas antes o después de recorrer la feria artesanal del condado. Una feria que viene celebrándose el último fin de semana de mes (de abril a octubre) desde que los abuelos de los bisabuelos de los lugareños cambiaron los dientes de leche. La música en directo, el baile popular, las fanfarrias de la división de caballería, los disparos de morteretes y, al caer la tarde, los fuegos artificiales acompañan tanto a los feriantes como a los que visitan sus puestos. Personalmente, la riquísima tarta de frutas de Percy and Patti (así es como se llama la panadería pastelería)  junto con el té Lady Scarborough son mi elección, apuesta ganadora, cuando nos acercamos al Condado de Trafegar a pasear por sus calles. Nos gusta dejar la camioneta a las afueras y cruzar a pie el puente que da la bienvenida al lugar. De manera que el lento fluir se acompasa con el amable caminar y la mirada atenta sobre lo que nos es nuevo. Fue durante el último fin de semana del mes de mayo, cuando tras cruzar el puente, divisamos no muy lejos un magnífico prado con una grandiosa variedad de flores de terciopelo lila. Nos apartamos del camino oficial y campo a través nos aproximamos a la pradera florecida. Una vez en ella, respiramos profundamente, el silencio se podía tocar y millones de dulces y picantes olores arribaron con alegría a nuestras narices como barco a puerto especiado. No sé cuánto tiempo estuvimos (antes de emprender de nuevo la marcha hacia el centro de la población) sobre aquella manta florecida en aquella quietud que nos hizo sentirnos realmente bien y que poseía, como pocos lugares consiguen tener, una belleza sin turbación casi irreal ante la que nos sentimos plenos. Al regresar hace unos días (el último fin de semana de julio) de nuevo a la feria, donde adquirí los jarrones que estrené el pasado cuatro de agosto para adornar La Madriguera, comprobamos al avanzar sobre el puente que la pradera en mayo florecida, ahora es una extensión en un barbecho satisfecho consigo mismo. No me resultó extraño, la belleza necesita de descanso. Sonreí para mis adentros, feliz. Muy feliz, dichosa y agradecida porque pensé que en el jardín de La Madriguera por siempre habitará un pedacito de la pradera florecida del Condado de Trafegar. Cuando en mayo tras experimentar la plenitud de aquel rincón del mundo, asistimos a la feria, pudimos comprobar como al menos existía en ella, media docena de puestos en los que podías adquirir las semillas y bulbos de la profusa variedad de flores de terciopelo lila que habíamos admirado tras cruzar el puente. Compramos unos veinte bulbos que florecidos están en la actualidad en nuestro hogar. Sólo hace unas horas que han empezado a florecer, tras haber brotado sin ningún problema hace unas semanas. Sólo hace un rato, como aquél que dice. Y cuando me detengo frente a ellas, no puedo no recordar, la belleza de la que formamos parte por un tiempo indeterminado en la pradera del Condado de Trafegar. Al contemplarlas me trasladan a la sensación de bienestar que experimenté. Son mágicas, me consta. Poseen la facultad de trasladar a los seres que atisban y aman la grandeza en lo sencillo. Sin duda, son las flores mágicas de nuestro jardín. Por ello, en esta tarde de agosto, para agradecer su presencia en La Madriguera, he decidido contar en el diario natural la historia que me une a ellas. 



“Porque tú, Señor, bendices a los justos; cual escudo los rodeas con tu buena voluntad. Salmo 5:12”


María Aixa Sanz 
(La Madriguera, 9 de Agosto de 2022 )