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miércoles, 23 de diciembre de 2020

Día 23 de #Adviento #aportraitofchristmas 🌟🎅🎄

 

Por Clement Clarke Moore (1823) 📯📖🎄
Era Nochebuena, y en la casa entera nada se movía, ni un ratón siquiera. 
De la chimenea las medias colgaban la pronta llegada de Santa esperaban.
En sus tibias camas, los niños dormían soñando con dulces que los seducían; 
mami con su cofia y yo con mi gorro a punto ya estábamos del sueño modorro.
Escuché de pronto una algarabía, salté de la cama a ver qué ocurría. 
Volé como un rayo hacia la ventana, abrí los postigos, corrí la persiana.
Sobre la nevada la luna lucía y daba las cosas el fulgor del día.
Cuando, sorprendido, de repente veo, con ocho renitos, un grácil trineo.
Lo guiaba un anciano de vivaz talante y a San Nicolás distinguí al instante.
Azuzaba a gritos sus briosos corceles, y ellos la atendían, a sus nombres fieles: 
«¡ Relámpago, Trueno,  Veloz,  Bailarín, Travieso, Cupido, Brioso, Saltarín!» 
«¡A lo alto del porche! ¡Salvad la pared! ¡Muy aprisa todos! ¡Aprisa corred!»
Como hojas marchitas ante la tormenta suben hacia el cielo si algo les enfrenta.
Ligeros, veloces, saltan al tejado con Santa y juguetes el trineo cargado.
Luego, en un segundo, escuché en el techo ágiles cabriolas, piafar satisfecho.
Mientras cavilaba, ya San Nicolás por la chimenea entraba de un zas.
Vestido completo de roja pelliza, sus ropas manchadas de hollín y ceniza, 
y a la espalda un fardo lleno de juguetes como de un buhonero que abriera paquetes.
¡Qué picaros los ojos!, ¡qué alegre viveza! Cachetes rosados, nariz de cereza.
Curvaba hacia arriba la boca graciosa cubierta de barba blanca y abundosa.
Llevaba entre dientes pipa juguetona y el humo lo orlaba como una corona.
Tenía rostro ancho y panza redonda que se estremecía con su risa oronda.
Era un mofletudo elfo regordete y hube de reírme del raro vejete.
Pero un guiño suyo me hizo conocer que yo no tenía nada que temer.
No hablo una palabra. Se dio su labor de llenar las medias. 
Luego, con candor, me indicó silencio y, como un suspiro, de la chimenea se fue por el tiro.
Saltó a su trineo, les silbó a sus renos que partieron raudos, de premura llenos; 
y oí que exclamaba en la vastedad: «¡Linda Nochebuena! ¡Feliz Navidad!»