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miércoles, 12 de julio de 2017

VIVENCIAS


Tengo la mano sobre el lomo de mi perra, la acaricio y mi ser se acompasa con su profunda y tranquila respiración, por fin se ha dormido. Pienso que este momento es nuestro. De las dos. Y es un momento único. Tengo la sensación de que en este instante muy bien podríamos ser las dos únicas habitantes del planeta, porque lo que en verdad importa es este piel con piel. El sentimiento que yo le transmito a ella, las sensaciones que ella me trasmite a mí y la impresión de que las dos estamos unidas por el lazo del aquí y el ahora, de la realidad tangible que compartimos. Esa clase de vivencias son las que me hacen ser una mujer afortunada. Y si eso es así, si soy afortunada es porque tengo la capacidad de sentir, de apreciar, de observar, de comprender, de vivir las cosas tal como son, en primera persona, desde primera línea, sin filtros, piel con piel. Por suerte tengo desde siempre la tendencia de convertir cada día de mi vida y cada cosa que me sucede en una vivencia de cuya experiencia extraer toda clase de lecciones que me hagan crecer y ser consciente de que jamás voy a posicionarme al margen de la vida. Y las vivencias o lo que es lo mismo la suma de los sentimientos, sensaciones, e impresiones que experimentamos, sólo se pueden apresar si dejas que la vida pase por dentro de ti, si le permites que haga mella en ti, que marque su huella en tu piel y en tus carnes, sumándote, sumándote y sumándote. Pues de no hacerlo así, todo se convierte en humo. Es como leer sin haber vivido, que como mucho sirve de entretenimiento, pero de poco más; cuando la realidad es que las palabras escritas una seguida de otra siempre tienen una finalidad: la de remover todo tu interior de un modo u otro, la de darte la vuelta como se da a un calcetín. Pues con vivir pasa lo mismo, se ha de vivir sin dejarse nada en el tintero. Has de dejar que la vida se revele ante ti, al mismo tiempo, que ella te descubre a ti y sin intermediarios te diferencia del resto. Ensalzándote como el individuo que forma parte de un todo. De ese modo todas tus vivencias tendrán las hechuras de la aventura. Y una vida sin aventura no es nada. Una vida que no has convertido en un cúmulo de vivencias vividas sin filtros no merece la pena ser vivida. Vosotros, lectores míos, podéis preguntaros el por qué de estas líneas, deciros que tienen una hermosa explicación, que seguidamente os voy a relatar. De sobra sabéis cómo desde niña siempre me he considerado parte de la naturaleza, de cómo esta me maravilla, de cómo interactúo con ella constantemente, pues bien, en estos días estoy teniendo una vivencia de un alcance portentoso. El otro día Nuna apoyó su frente en la mía en un acto de hartazgo, diciéndome: «Tú me comprendes. No estoy bien. No entiendo que me está sucediendo.» Entendí por su forma de mirarme y de comportarse que algo andaba mal y al acudir al veterinario nos enteramos de que está teniendo un embarazo psicológico. Y, sí, todos los síntomas coinciden y al preguntarle al veterinario el motivo, su respuesta fue que es algo espontáneo y su raíz está en la supremacía de la naturaleza y en su saber hacer y que solo está motivado para que si viene el caso de que una hembra progenitora muera, otra hembra pueda sustituirla y sacar adelante a las crías huérfanas. De manera, que Alberto y yo, por enésima vez, nos hemos encontrado frente al poder de la naturaleza, ante la demostración de cómo se las ingenia y se pone a trabajar para sobrevivir. En estos días el instinto de supervivencia de la naturaleza se ha puesto de manifiesto mediante Nuna. Y yo estoy asombrada. Maravillada. Alberto y yo que entendemos nuestra vida como parte indisociable de la naturaleza, estamos disfrutando. Y, por muy agotadora que sea esta vivencia que el destino nos ha puesto delante, la vivimos como lo que es: una vivencia única, enriquecedora y deslumbrante. Ambos estamos boquiabiertos ante cada acto innato que Nuna realiza con solo tres años de edad, sin haber sido madre jamás. Siendo conscientes de que todo este cúmulo de sentimientos, sensaciones e impresiones que estamos experimentando de primera mano y sin filtros se quedara con nosotros para siempre, pasando a formar parte de las decenas y decenas de aventuras que  poseemos en nuestro haber. 



Besos y abrazos a tod@s. 
María Aixa Sanz