Por una de esas extrañas tesituras
en que la vida te coloca, esta semana he podido observar cuánto resquemor puede
albergar una persona que no se siente guapa. Habitualmente la gente entre la
que me muevo y me he movido durante mi vida es guapa y se siente guapa. Mi amigo
Monkey que es testigo de mi vida puede dar fe de ello, además de ser también
prueba de ello. Monkey es guapo a rabiar, Alberto es guapo hasta cortar la
respiración y tengo muchos amigos por los que las chicas pierden la cabeza en
menos que canta un gallo, puesto que se saben y se sienten guapos; y claro una
se rodea de belleza, y entre unos y otros, se olvida por completo de que en
el mundo también hay seres que se sienten feos. Cuando mi amigo Monkey lea este
artículo posiblemente me tachará de frívola, a veces le da por ahí. En cambio, cuando mi amigo Mikey lea esto reflexionará. La realidad es que este
artículo no va de una frivolidad, ni va de feos, sino va de cómo el sentirse
feo hace que una persona se comporte de un modo u otro, cuando muy bien podría
comportarse de una forma distinta. Como os contaba esta semana he podido
comprobar en primera persona cómo alguien que se tiene así mismo como feo
utiliza para trabar amistad con personas del otro sexo el victimismo, la
lástima y el chantaje emocional, algo que a mí modo de ver, además de bastante
triste, resulta cansino. Tan cansino como para cogerle de los hombros y
zarandearle, diciéndole: «Basta ya. Basta de ir por ahí dando lástima. Basta ya
de tanto resquemor y recelo.» Puesto que hay algo que toda persona que no se
considera guapa debería saber y es que para ser guapo hay que ser guapo también
por dentro. Si todo tu mundo interior está en equilibrio, más allá de la cara
que uno tenga siempre se emana un grado de belleza que no pasa desapercibido. Pues hay millones de aspectos que pueden volver atractiva a una persona a los
ojos de otra. Para mí la guapura es más un estado de ánimo que un hecho
objetivo. Al fin y al cabo, la cara es el espejo del alma. Así que si hay
alguien por ahí que no se considera lo suficientemente guapo, que vaya
espabilándose, pues todo es cuestión de actitud. Todo lo demás son zarandajas.
Pues pocas cosas hay más hermosas que una risa auténtica y cómplice. ¿Estáis o no estáis de acuerdo conmigo? Pues eso, feliz fin de semana.
Besos y abrazos a
tod@s.
María Aixa Sanz.