A LA TARDE DEL DÍA SIGUIENTE, los tres, una vez acabados los deberes y ultimados los preparativos del proyecto; se presentan con un portafolios debajo del brazo en el cobertizo que Nill (el jardinero) utiliza no sólo para guardar las herramientas de jardinería, también como taller. Saben que a esas horas suele estar ahí. Lo está. Nill se sorprende al verlos tan serios y formales en sus dominios. A la mañana, a la hora del desayuno, los chicos (como tienden a llamarlos en la casa cuando se refieren a los tres como un solo ente) no han dado muestras de querer en concreto algo de él para hablarlo en un aparte. Pero ahí están plantados como si no hubiesen roto un plato en su corta vida, bien vestidos, repeinados, uno de ellos con un portafolios debajo del brazo, concretamente Ryan, y todos ellos, los tres con las manos en los bolsillos, como tienen por costumbre. Si en algo se parecen los tres hermanos es que tienen esa manía; y hay que reconocerles que les otorga a su pose, a su actitud una elegancia natural, al parecer de Nill. No poseen nada impostado ni de impostura en su manera de estar en el mundo. También advierte (en la tarde de hoy) cierto rubor en sus mejillas. ¡Qué raro!, piensa para sus adentros Nill. “¿Qué pasa?”, les pregunta mientras deja a un lado el rastrillo que está limpiando. “Queríamos… Veníamos…a…”, le responde Six. “¿A…? Continúa Six”, le pide Nill, asombrado ante tanta timidez. ¿Qué les pasa?, se pregunta. “A pedirte…favor. Ayuda", le dice Six. “Un favor. Ayuda. ¿Qué os pasa? ¿Se os ha comido la lengua un gato?”, les pregunta Nill. “Lo que ocurre es que te necesitamos Nill", le aclara Ryan. “Más que nunca. Diría que más de lo que nadie te ha podido necesitar en toda la historia del universo”, le especifica Colin. “¡Vaya! Eso es mucho", les responde Nill, disimulando la risa que le produce lo exagerados que le resultan la mayoría de las veces los críos. “¿Nos ayudarás, por favor, querido Nill?”, le pregunta Six en modo súplica. “Antes debería saber de qué se trata, ¿no crees, Six?”, le responde Nill. Y mirando a los otros dos, les dice: “¿Y bien?” Ryan da un paso al frente, se saca las manos de los bolsillos, toma el portafolios, lo abre, y deposita sobre el banco de trabajo de Nill un folio, en el que se ve el dibujo de lo que es a todas luces una cajonera, y le pregunta a Nill: “¿Podrías ayudarnos a construirla o a conseguirla de algún modo?” “¿Una cajonera?”, responde Nill, fijando la vista en el rostro de cada uno de ellos. Los tres asienten. “¿Por qué? Explicadme de qué va la historia. Ya sabéis lo mucho que me gustan las historias”, les pide Nill. Se miran los unos a los otros. Los tres saben que sólo Colin posee la facultad para convencer a cualquiera con su modo peculiar de razonar. Los tres también saben, que aunque Nill es su mejor amigo, es un hueso duro de roer. Un tipo de los que ya no abundan. Es honesto, honrado, humano y héroe. Posee las cuatro haches que para Ryan, Colin y Six describen a los buenos. Nill, lo es. Es un tipo duro, de buenas intenciones y acciones, de noble corazón. Un tipo del Oeste, como a Colin le agrada resaltar. “Este dibujo que de un primer vistazo es una cajonera de unas dimensiones asumibles, en verdad, Nill, no lo es. Verdaderamente, no es sólo una cajonera es muchísimo más”, comienza a explicarle Colin a Nill. Six al oír a su hermano asiente y sonríe, pensando que Colin conseguirá su propósito. Ryan contiene el aliento y henchido de orgullo ante el inicio del discurso de Colin, piensa en cómo le gustaría poseer su facilidad de palabra, y también, del mismo modo que Six, apuesta lo que sea a que su hermano convencerá a Nill. “Y te preguntarás, quizás asombrado: ¿y si no es sólo una cajonera qué diantres es? Te lo explico de inmediato, no te apures. Aunque debo aclararte antes de todo que el invento o quizás ingenio, o mejor el artefacto que no armatoste, es el resultado de la imaginación e inventiva de los tres aquí presentes. Una vez dicho esto: Nill, no estás ante el dibujo de una cajonera simple y llanamente, estás ante el dibujo del Mueble de Celebración de la Navidad. Al que nosotros llamamos para abreviar con su acrónimo. Nill, estás ante un MCN”, explica Colin. Six aplaude. Ryan se ruboriza porque Colin acaba de inventarse lo de la abreviatura para darle al proyecto más bombo y platillo. Colin les mira y con la mirada, los otros dos, saben que lo tiene todo controlado. Aprovecha la pausa que acaba de hacer en la explicación para: primero, aumentar la intriga en su amigo jardinero; y segundo, tomar el portafolios (al que Ryan se aferra inconscientemente con las manos como si fuesen zarpas de tan nervioso como está) abrirlo y sacar de su interior otro dibujo de la cajonera, pero en este en cada uno de los seis cajones que posee está escrito lo que va a contener. “Como puedes apreciar en el siguiente dibujo: cada uno de los cajones contendrá un aspecto de la Navidad que nos parece sumamente relevante. Hemos convenido en que el MCN sólo tenga tres hileras de cajones para que sea más manejable, es decir, que al acabar la Navidad si de ese modo se desea, pueda ser transportado y guardado en otra parte hasta la siguiente. En el cajón inferior que resulta ser el de mayor tamaño por altura y longitud y que va de punta a punta del MCN, deben caber unos cuantos cuentos de Navidad para ser de fácil disposición y lectura. En los dos del medio, en lo que es la segunda hilera, uno contendrá un buzón mágico, donde los habitantes de Joly Nice House podrán depositar en exclusiva las cartas remitidas a Santa Claus y a sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, para que a los elfos y a los pajes les sea más veloz y concreta su recogida; y el otro, contendrá las sinfonías de Navidad, es decir, las partituras y a poder ser, cruzamos los dedos para que así sea, sus grabaciones en audio. En lo referente a la hilera superior y última, dividida en tres cajones, estos albergarán: el de la izquierda, un libro de recuerdos, concretamente un libro – cuaderno, donde Ryan de su puño y letra irá compilando durante estas semanas un recuerdo de la mejor Navidad de cada uno de los habitantes de la casa; en el de la derecha, un retrato, fotografía conjunta de todos los que actualmente habitamos en ella; y en el del medio, y acabo, cuatro acuarelas navideñas como una sucesión de escenas, en nombre de Ryan, Six, Baltasara y el mío propio. Todas ellas pintadas por Six, por su mano experta y talentosa de la artista portentosa que es. Puedes reparar, Nill, en que todo está muy bien pensado y nada queda al azar. No obstante, te necesitamos para materializar el proyecto. Sin ti se queda en el aire, y no pasará jamás de ser tan sólo una ilusión. Trabajaremos en él hasta caer rendidos, pero necesitamos un mentor, un guía, un ejecutor. Sin ti solamente somos manos, ideas y ganas sueltas. Para conseguirlo necesitamos ser un todo. Un TODO en mayúsculas que trabaje como tal, dirigido y orientado por ti”, termina de explicarle Colin a Nill, guiñándole un ojo a una Six rebosante de alegría y orgullo, haciéndole un imperceptible movimiento de cabeza a Ryan, que significa: todo en perfecto orden, y que su hermano le devuelve igual, junto a una enorme sonrisa plagada de sincera admiración.
LOS BUENOS. Historia n° 1
(Los buenos: doce historias en construcción.)
© MARÍA AIXA SANZ, 2024
** Estas leyendo LOS BUENOS, continuación de LOS DESPOSEÍDOS, en línea y por entregas. Las entregas se publicarán los lunes, miércoles y viernes del mes en curso hasta completar el total de la primera historia.
📧Si lo deseas puedes dejar un mensaje en aixasanz.maria@gmail.com
Primer dibujo del portafolios de Ryan |
Segundo dibujo del portafolios de Ryan |