“EXACTAMENTE no sé cómo, ni la forma, ni el modo. No he tenido tiempo suficiente para pensarlo. A de ser cosa de los tres. Una idea de los tres. Por eso os lo he dicho ya. No hay tiempo que perder", les confía Six. “Cierto, no hay tiempo que perder “, coincide Colin. “¿En serio, un calendario de Adviento de chistes?”, le pregunta Ryan a Colin. No pudiendo aguantar más la risa. Ryan se desternilla sobre la cama de su hermana; y Six, sucumbe, y le acompaña tímidamente por no quedarse atrás. Sin embargo, unos segundos después deja de reír. Puesto que en verdad, la idea de Colin al oírla le ha parecido una genialidad. No entiende qué le sucede a Ryan. No comprende dónde está la gracia. “Mira si es buena la idea: qué te hace reír sin ni siquiera leer los chistes. Céntrate, Ryan. No seas infantil. Pareces un crío“, le espeta Colin, mirando a Six, diciéndole sin decir: “Lo que hay que aguantar”, mientras la chiquita levanta la vista al cielo, dándole la razón a su hermano mediano. Colin decide redirigir la situación a la que la noche les ha abocado en la buhardilla, y le hace a Six una sugerencia: “Aunque no hayas podido pensar mucho en cómo llevarla a cabo, es una idea maravillosa, Six. Creo que deberíamos entre los tres, como tú muy bien has indicado, hacer una tormenta de ideas para ver qué se nos ocurre. ¿Te parece bien?" “¿Qué es una tormenta de ideas, Colin?”, le pregunta Six. “Pues ir diciendo en voz alta lo que se nos vaya ocurriendo. Dejar caer cada una de las ideas como cae la lluvia. Sin pensar mucho. Sin desarrollarlas. Y cuando se nos agoten las ideas, cuando termine la tormenta: valorar, escoger y apostar por una”, le explica Colin a Six. Unos segundos después tras estar sopesando la explicación de Colin, Six le hace una observación: “Entiendo, que la ganadora será la mejor.” “Por supuesto, no te quepa la menor duda", le responde Colin absolutamente seguro de sí mismo y complacido. “¿Debería ser algo que durase en el tiempo? ¿Quiero decir que continúe en la casa años y años, que no sólo sea para una Navidad? Lo digo para afinar las propuestas todavía más, para centrar el tiro”, les pregunta Ryan a sus hermanos, para sorpresa de estos. Al escuchar a Ryan, Six hace muecas de dolor, porque cada vez le cuesta más comprender a su hermano mayor: su modo de hablar académico; las frases que utiliza, qué será eso de centrar el tiro; el modo en el que hila los pensamientos unos con otros; su risa a destiempo; incluso su voz estrangulada de hombre en ciernes. Pero no dice ni mu, no le pide que se lo explique mejor. Lo último que desea es parecer una ignorante. “¿Te refieres a si debe ser algo que sea perecedero o no?” , le pregunta Colin a Ryan. “¿Qué se pudra a los dos días como un pastel o un ramo de flores, Ryan?”, añade Six, sintiéndose listísima. Contenta porque al oír la pregunta de Colin, en un tris, ha entendido a Ryan, y veloz ha hecho su aportación. Para más satisfacción, Ryan la mira con su sonrisa luminosa y los ojos llenos de chispitas iguales a los de su padre, y dice: “Six no has podido dar más en el clavo. ¿Debe ser algo que se pudra o no? ¿Debemos partir de ese principio?” “Sí, creo que sí, Ryan. Es un buen punto de partida. El mejor. Gracias, Six", le indica Colin. Six, cree derretirse de orgullo. “Entonces cuando Six lo decida, puede comenzar la tormenta de ideas. Pero para hacerlo más emocionante que sea contrarreloj. Lo que se nos ocurra en cinco minutos. Recordad: nada que se pudra. ¿Estáis de acuerdo?", grita con entusiasmo Colin, pasándole el cronómetro que utilizan cuando se desafían a carreras campo a través. “Lo estamos", responden todos al unísono. “A la de tres. Tres, dos, uno", brama Six presa de una alegría frenética poniendo en marcha el crono. “Un libro de recuerdos. Cada uno de los habitantes de Joly Nice House podría escribir en él, un recuerdo sobre su mejor Navidad”, es la primera idea que surge de la tormenta. La segunda: “Un arcón de libros de Navidad para ser leídos durante las vacaciones de invierno.” “Un hatillo de abrazos. Los abrazos no se pudren. Se guardan en el corazón", es la tercera idea. La cuarta: “Un mueble de celebración.” “Un retrato familiar. Con todos. Que nos incluya por primera vez a nosotros”, la quinta. “Una nueva estrella para el árbol”, la sexta. La séptima: “Un buzón mágico.” La octava: “Una sinfonía”. “Una serie de acuarelas navideñas, como una sucesión de escenas“, la novena. Entonces el cronómetro emite un zumbido, señal de que los cinco minutos han finalizado, y exhaustos los tres ahí se detienen. Como si hubiesen corrido una media maratón en la noche. Colin, silba. “¡Buah! Somos lo más, hermanitos", dictamina. “Verdaderamente”, sentencia Ryan. Six aplaude, se levanta de la cama y baila por la buhardilla. “Y ahora a valorarlas para escoger, pues hay más de una que merece ser explicada al detalle", ordena Ryan.
LOS BUENOS. Historia n° 1
(Los buenos: doce historias en construcción.)
© MARÍA AIXA SANZ, 2024
** Estas leyendo LOS BUENOS, continuación de LOS DESPOSEÍDOS, en línea y por entregas. Las entregas se publicarán los lunes, miércoles y viernes del mes en curso hasta completar el total de la primera historia.
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